¿De dónde saca este Drago su fortaleza? Hasta el observador menos avezado es capaz de intuir que en el sustrato, que hace crecer el tronco y las hojas de uno de nuestros árboles más insignes, se encuentra un ingrediente destacado: la juventud. Jóvenes que, ante la visión frustrante de un panorama electoral inmóvil y apolillado, expresan con una frase llena de sentido común y responsabilidad democrática una conclusión: “No sabíamos a quién votar y decidimos presentarnos nosotras”. La sencillez y determinación que hay en esta reflexión nos da una pista sobre la naturaleza de esta generación de jóvenes canarias, que provistas de altas dosis de confianza y autoestima se presentan ante su pueblo con la idea de construir el archipiélago con el que sueñan y en el que desean vivir.
Ser joven en la Canarias diseñada por la élite política que ha gobernado los últimos 30 años es recorrer un camino plagado de obstáculos y peligros. La precariedad laboral y la carestía de la vivienda son las principales responsables de impedir la emancipación y la puesta en marcha de proyectos de vida deseables. Son éstas algunas de las consecuencias de un modelo económico que casi no contempla alternativas al negocio turístico y que, en estos últimos años, parece que genera más problemas que soluciones para la población local. Nuestra juventud es especialmente sensible, como ponen de manifiesto cada vez que la realidad lo requiere, ante la destrucción del territorio y la preservación de la naturaleza. La medioambiental es, sin duda, otra de las causas cuya bandera enarbola. ¿Qué salidas han tenido ante esta situación? Como no podía ser de otra manera, la emigración, esa fiel compañera de todas las tragedias con las que cuenta nuestra historia, volvió a robarnos el talento y la energía de una generación de jóvenes imprescindibles para construir nuestro futuro. Ahora, las que trataron de encontrar fuera lo que en su tierra se les negaba, las que esperan a tener una oportunidad para volver y las que se quedaron, apretando los dientes, para luchar por sus proyectos de vida, conforman el ingrediente principal que nutre al drago que estamos viendo crecer en nuestro archipiélago.
Esta juventud resiliente, bregada en una y mil batallas, es, como la sangre de drago, la sustancia cicatrizante dispuesta a curar las profundas heridas que marcan la piel de estas islas atlánticas. Las raíces ya están fijadas en lo más profundo de la tierra, el tronco crece buscando el cielo y se ensancha, brotan generosamente las hojas y, en esta primavera, estamos divisando las primeras flores que anuncian el fruto de la primera cosecha. No será la única, habrá más y, seguramente, mejores cosechas. La Generación Drago ya está aquí y llegó para quedarse. Esta generación cambiará Canarias.
José González-Casanova
Sociólogo y candidato de Drago Verdes Canarias al Parlamento de Canarias por Tenerife.
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