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En Villamartín te espero si la soga no se rompe...

sábado 23 de septiembre de 2017, 11:54h

En Andalucía también celebramos la “Diada” en la aldea del Rocío, más de un millón de tolerantes seres humanos se dan cita cívicamente al grito de ¡Viva la Blanca Paloma! Y un escalofrío democrático recorre mi piel cuando veo el salto de la reja, el culmen escenográfico del progreso de un pueblo en su lucha por la evolución, un canto a la ciencia en toda regla
al talento popular y la más pura esencia del fanatismo reglado.
Creo que nadie en su sano juicio puede criticar dicha manifestación de júbilo masivo, somos el pueblo más pobre de Europa, pero lo llevamos con la dignidad de un buey que arrastra en su tiro el Sin pecado de la hermandad, en Andalucía y Extremadura pastan en la actualidad en sus dehesas, el talento que pondrá orden a la desobediencia catalana, somos una potencia mundial en acojonar al irreverente primer mundo, con los sueldos más competitivos del mercado , y tenemos además todo el arte que haga falta para animar fiestas de señoritos que odian al desgraciado que les da las palmas…. En fin conceptualmente somos una joya colorida dentro de la rancia Europa, y con las mujeres más guapas del mundo.

Si la unidad de España en 500 años ha servido para acabar siendo camareros en la costa mediterránea, como la opción más segura de supervivencia, la huida de nuestra juventud más formada o hacer normal no llegar a final de mes..... No es de locos tantear abogar por otra visión del Estado.
Si para un andaluz llenar las calles en semana santa para ver procesiones o asistir a ferias debería ser respetado, también nosotros debemos respetar a quien sale a la calle a pedir derechos democráticos, soberanía e incluso la independencia.

La historia se escribe con tinta de valentía, los que apelan a los cobardes, los que venden miedo como único relato y los que tratan de mantener sus señoríos con el desprecio de su supremacía, acaban de forma irremediable corneados por la lógica de los tiempos.
Aplíquese a cualquier cuestión, incluso para nuestros hermanos catalanes, que ahora más que nunca los necesitamos en España, porque dignidad es lo que falta en este país.

Acabo esta arenga, con el deseo de concordia y buen tino en la negociación inexistente entre las partes, ofreciéndome como mediador en el conflicto, pa rematar el esperpento.

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