Es cierto que llevamos unos años en los que deberíamos ser mucho más positivos, dado, el gran avance realizado por la ciencia y que deberíamos confiar en que toda irá mucho mejor.
Lo que ocurre es, que cuando nos retiramos, solo un poco, del foco de atención y expandimos nuestra mirada un poco más allá, nos damos cuenta de, que, “no es oro todo lo que reluce”, y nos produce una tremenda incertidumbre.
En este sentido, el escéptico es aquella persona que pone en duda, desconfía de la verdad y de las posibilidades o eficacia de algo. El escepticismo es, también, una corriente filosófica en la cual se duda de todas las cosas, de los fenómenos, de los hechos, afirmando que la verdad no existe, y que si existiera el ser humano sería incapaz de reconocerla. Según Jonathan Rauch “Nadie tiene la última palabra: tú puedes afirmar que una declaración está establecida como conocimiento sólo si puede ser refutada, en principio, y sólo en la medida que aguanta los intentos de refutarla”
Nos encontramos ante algunos hechos, actuaciones políticas y sindicales, sobre todo en algunas comunidades autónomas, como es el caso de la comunidad autónoma de Andalucía, en un claro retroceso social y que nos hacen ser escépticos.
Algunos casos, son camuflados y apenas nos damos cuenta, pero, en otros, salen a la luz pública, como es el caso de la empresa pública VEIASA-IT-METROLOGIA, donde la actuación sindical por un lado y política por otro, se mezclan de forma clara; tal como se aparece en el diario digital:
“Nuevodiario.es ha podido conocer que las trabajadoras de VEIASA están satisfechas con la decisión de la Dirección de aplazar la reunión, aunque la indignación con los tres sindicatos (CC.OO, UGT-FICA, CSIF) se incrementa a medida que conocían que la representación para la Negociación del Plan de Igualdad estaría formada por tres hombres”.
Acabamos de salir de las manifestaciones en pro de la igualdad de derechos de la mujer en nuestra sociedad, pero lo más humillante de todo esto, es, que la administración de la Junta de Andalucía, juntamente con la dirección y los sindicatos de VEIASA hayan hecho caso omiso “ a la obligatoriedad” de cumplir la ley, (Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de marzo) para garantizar la igualdad de trato, y en pleno 2023 admitan una comisión presentada por los sindicatos sin ninguna representación femenina.
Estos hechos nos dan pie, a pensar que alguno de los representantes, del actual gobierno Andaluz como el de la representación sindical de VEIASA y su dirección, se presente el curioso caso denominado “El reflejo de Semmelweis” este define o explica, el rechazo que se tiene ante una información que contradiga aquello en que se cree. Es el impulso, casi innato a rechazar o contradecir algo que contradiga creencias que se dan por sentadas e inamovibles.
Esto se estudia en psicología, y es algo, que aún no se ha podido eliminar de algunas mentes. Se debe su nombre, al doctor húngaro Ignaz Semmelweis, que descubrió en 1847 que el lavado de las manos con una solución de cloro reducía las infecciones y la tasa de muertes. Sus colegas lo tildaron de charlatán ridiculizándolo hasta el punto de ser despedido del colegio de médicos, terminando sus días a los 47 años en un hospital psiquiátrico.
Sentir escepticismo, es una reacción normal y deseable, sobre todo cuando nos enfrentamos a informaciones novedosas o situaciones nuevas, como el caso de los migrantes u otras situaciones similares que causan una repulsión por ciertos sectores de la sociedad.
En la actualidad, ese tipo de reacción no puede oponerse a esa gran ola que se aproxima irremediablemente. Desgraciadamente el reflejo Semmelweis se está dando en la política, en la economía, en lo sindical, en lo religioso … incluso en el ámbito familiar.
Nuestro mundo se encuentra en continuo proceso de transformación en todas sus formas; para ello se necesita una forma de, pensamiento flexible, abierto, critico, para poder analizar, contrastar; de este modo podremos, sobre esos nuevos datos crear una opinión.
Por último, quiero dejaros un pensamiento esperanzador, ya que yo mismo soy de las personas que piensan que sin esa esperanza, puesta en la realidad, no podríamos avanzar.
Frente a ese dilema de esperar pasivamente y desesperar, el filósofo Fernando Savater concluye lo siguiente: “soy decididamente de los que prefieren abrigar esperanzas, aunque siempre tomando la precaución de no considerarlas una especie de piloto automático que nos transportará al paraíso sin esfuerzo alguno por nuestra parte. Es decir, creo que la esperanza puede ser un tónico para los rebeldes y un estupefaciente para los oportunistas y acomodaticios”
Si (
No(
