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La Abogacía española concede a título póstumo el Premio "Igualdad" a la letrada lorquina Marisa Aragón, fallecida en 2019

La Abogacía española concede a título póstumo el Premio 'Igualdad' a la letrada lorquina Marisa Aragón, fallecida en 2019
El galardón será entregado en una ceremonia que tendrá lugar en Madrid el próximo 6 de Marzo, Día Internacional de la Mujer
El Consejo General de la Abogacía Española, presidido por Victoria Ortega Benito, ha concedido a título póstumo el Premio Igualdad a la abogada lorquina María Alfonsa Aragón Pallarés, fallecida hace dos años, reconociendo así su ingente labor profesional en pro de la igualdad de género. El galardón será entregado el próximo 6 de Marzo en Madrid, programado en la tradicional conmemoración del Día Internacional de la Mujer. En esta edición, la tercera, se han presentado 14 candidaturas nacionales y cinco internacionales.
Marisa Aragón, como personal y profesionalmente era conocida, fue la Colegiada Número 376 del Colegio de Abogados de Lorca, el 1813 de Murcia y el 1076 de Cartagena. Nació en Lorca el 29 de Noviembre de 1943.
Inició sus estudios en el Colegio "San Francisco de Asís" en Lorca, al que continuó ligada siempre, integrando de forma activa, la Asociación de Antiguas Alumnas de este Colegio desde su fundación. Posteriormente, cursó el Bachillerato en el Instituto de Educación Secundaria “José Ibáñez Martín”, del que siempre tuvo un gran recuerdo, no sólo de sus compañeros, sino de grandes profesoras del centro con las que forjó una amistad duradera, como Ángeles Pascual y Luisa García Mulero, entre otras.
Marisa se licenció en Derecho por la Universidad de Zaragoza en 1966. Consiguió el título de Gestor Administrativo en 1969 y el de profesora de Educación Cívico-Social y Política, desde julio de 1972. Realizó intervenciones en diversos cursos de formación universitaria en los albergues de Pueyo de Jaca (Huesca), y de Vera de Bidasoa (Navarra), Zaragoza, Valencia y Madrid, entre otros.
Se trataba de una época en la que las mujeres tenían más dificultad en ocupar puestos de relevancia y, sin embargo, pronto empezó a destacar en un mundo donde tuvo que luchar por ese claro desequilibrio, siendo una de las precursoras.
Marisa, fue la primera mujer en ejercer el cargo de juez en España. Lo hizo en el año 1969, en calidad de juez sustituta del extinguido Juzgado Municipal de la ciudad de Lorca.
En noviembre de 1972, la Sala de Gobierno de la Audiencia Territorial de Albacete y a propuesta en terna (conjunto de tres personas propuestas para que se designe de entre ellas la que haya de desempeñar un cargo o empleo), la designa como Juez Municipal de Lorca.
La repercusión de la noticia llegó a que los diarios regionales escribiesen de este hecho que fue calificado de “insólito”. “En Lorca y por primera vez en España, una mujer ejerce el cargo de juez. La protagonista de este hecho es la señorita lorquina María Alfonsa Aragón Pallarés, que había jurado el cargo de letrado ese mismo año, con motivo de la festividad de San Raimundo de Peñafort”.
Desempeñó el cargo durante cinco años. Afrontó el reto, siendo una persona asequible, accesible, justa y receptiva impartiendo justicia. Fue destacable su actuación durante las tristes riadas ocurridas en Lorca en 1973, estando presente en los levantamientos de cadáveres sucedidos aquellos días, mientras el Juez titular José Presencia se trasladaba a Puerto Lumbreras, donde se produjo el mayor número de muertes.
Posteriormente, durante seis meses, ejerció el cargo de juez de Primera Instancia e Instrucción de Lorca. Tras los cuales se vio obligada a solicitar la renuncia a dicho cargo por la necesidad familiar de trasladarse fuera de la localidad, al ser destinado su marido, Ángel García Martínez, a un empleo en Cartagena, ciudad en la que residió toda la familia durante tres años.
A su vuelta a Lorca, fue elegida Concejal del Ayuntamiento de Lorca en la Legislatura de 1983 a 1987, cesando a petición propia en 1985 por motivos personales y profesionales. En este tiempo desarrolló una destacada labor en la Comisión de Cultura y Enseñanza y también en la de Acción Social. En el Acta de Pleno que recoge su renuncia al cargo, compañeros de la Corporación agradecieron su “trabajo, su fidelidad, ayuda, dedicación y eficacia”, manifestando el que fuera más tarde y durante largos años alcalde, Miguel Navarro Molina, entonces concejal de otro grupo parlamentario, que “con la marcha de doña María Alfonsa Aragón Pallarés, algo se queda vacío en el Ayuntamiento”.
Se incorporó al Ilustre Colegio de Abogados de Lorca en 1983, al Ilustre Colegio de Abogados de Murcia en 1985 y al Ilustre Colegio de Abogados de Cartagena en 1993.
Desde 1983 ejerció como abogada en Lorca, siendo la tercera abogada colegiada en Lorca, y la primera mujer en dirigir un bufete de abogados en la ciudad lorquina.
En 1984, a la edad de 40 años, fallece su marido, quedando viuda y al cargo de sus tres hijos menores de 13, 9 y 4 años. A partir de ese momento, vuelca toda su fuerza de voluntad en sacar adelante su despacho y con él a sus tres hijos.
En 1989, fue nombrada por la Cámara de la Propiedad Urbana de Murcia, como su abogado en Lorca, y entre los años 1989 y 1994 fue miembro de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de Abogados de Lorca como diputado 4º.
Marisa se inicia en el ejercicio de la profesión en un contexto muy diferente al actual, mucho más difícil y complicado, teniéndose que crecer frente a las dificultades y trabas propias de la mentalidad de la época, pero con mucha paciencia, constancia, empeño, tesón y sabiduría supo abrirse camino en el mundo de la Abogacía consiguiendo derribar los numerosos obstáculos que como mujer profesional se encontró en el camino.
Como se ha recogido anteriormente, fue la primera mujer que se estableció con despacho profesional en Lorca, rompiendo de lleno ese rol tradicionalmente destinado al género masculino, y esos estereotipos implantados por la sociedad. Despacho desde el que ha trabajó principalmente desde una perspectiva de género y por una lucha constante en la defensa de una igualdad de derechos y libertades en la mujer a través de la profesión a lo largo de toda su trayectoria sobresaliente.
Con su despacho abrió camino de manera muy especial a las mujeres, pues se ha mostrado siempre como la mejor mentora, acogiendo en su despacho a compañeras que se iniciaban en el ejercicio de la profesión, quizás conocedora de las muchas tragas y dificultades por las que ella tuvo que atravesar para posicionarse como una abogada de reconocido prestigio. Lo hizo compartiendo su experiencia profesional y transmitiendo su enorme vocación por el Derecho, sin perder un ápice de honestidad y humanidad, y sobre todo, con una gran actitud reivindicativa de los derechos de las mujeres, tanto desde el ámbito personal como el profesional, ayudándolas desde el ejercicio de su profesión a hacerlos efectivos, entregándose a la causa con una capacidad, dedicación y fortaleza inquebrantable, actitud que ha caracterizado su trabajo y la ha distinguido como persona. De ahí que fuera considerada un icono en Derecho de Familia por muchas mujeres en la Región.
Se licenciaba en Derecho por la Universidad de Zaragoza en 1966. Tres años después, fue la primera mujer en ejercer el cargo de juez en España. Lo hizo en 1969, en calidad de juez sustituta del extinguido Juzgado Municipal de Lorca. Y en noviembre de 1972, la Sala de Gobierno de la Audiencia Territorial de Albacete la designa como juez Municipal de Lorca.
Su nombramiento tuvo amplia repercusión en los medios de comunicación de la época que lo calificaban de ‘insólito’. “En Lorca y por primera vez en España, una mujer ejerce el cargo de juez. La protagonista de este hecho es la señorita lorquina María Alfonso Aragón Pallarés, que había urado el cargo de letrado ese mismo año, con motivo de la festividad de San Raimundo de Peñafort”, contaban.
Desempeñó el cargo durante cinco años. Fue destacable su actuación durante las riadas de 1973, estando presente en los levantamientos de cadáveres sucedidos aquellos días. Poco después, durante seis meses, ejerció el cargo de juez de Primera Instancia e Instrucción de Lorca, solicitando la renuncia al ser destinado su marido, Ángel Aragón Martínez, a un empleo en Cartagena, ciudad en la que residió toda la familia durante tres años.
A su vuelta a Lorca, fue elegida concejal del Ayuntamiento de Lorca en la Legislatura de 1983 a 1987. En el Acta de Pleno que recoge su renuncia al cargo, compañeros de la Corporación agradecían su “trabajo, su fidelidad, ayuda, dedicación y eficacia”, manifestando el que fuera más tarde y durante largos años alcalde, Miguel Navarro Molina, entonces concejal de otro grupo político, que “con la marcha de María Alfonsa Aragón Pallarés, algo se queda vacío en el Ayuntamiento”.
Desde 1983 ejerció como abogada en Lorca, siendo la primera mujer en dirigir un bufete de abogados en la ciudad. Un año después fallecía su marido, quedando viuda y al cargo de sus tres hijos menores de 13, 9 y 4 años. Desde su despacho trabajaba principalmente desde una perspectiva de género y por una lucha constante en la defensa de una igualdad de derechos y libertades en la mujer a través de la profesión a lo largo de toda su trayectoria que tachan de “sobresaliente”. Y fue ‘mentora’ de muchas mujeres, al acogerlas en su despacho, quizás conocedora de las muchas trabas y dificultades por las que ella tuvo que atravesar para posicionarse como una abogada de reconocido prestigio.
Referencias
El que fuera Vicepresidente del Consejo General de la Abogacía Española y decano del Ilustre Colegio de Abogados de Murcia, Manuel Martínez Ripoll, se refería a ella: “Entre las virtudes profesionales de Marisa destacaría que fue una gran guerrera en defensa de los más desfavorecidos, a los que siempre atendió sin escatimar esfuerzos. Ni que decir tiene su faceta de muy difícil, pero, correctísima contrincante, ante los tribunales”.
José Martínez Blanco, que fuera durante casi cuarenta años Fiscal jefe en la Fiscalía de Lorca, escribía sobre ella: “Es un hecho notorio en Lorca que María Alfonsa Aragón Pallarés, Marisa, como era conocida, constituye un referente en la incorporación de la mujer a puestos destacados de la vida jurídica, con una proyección social que ha repercutido favorablemente en la igualdad de género, de todo lo cual tengo conocimiento directo, ya que he sido fiscal en esta ciudad durante 37 años”.
El terremoto de mayo de 2011 sacudió la ciudad y con ella el despacho de abogados y la casa de Marisa Aragón, que tuvo que abandonar. Sacó fuerzas de flaqueza y tuvo la entereza de trasladar su despacho a otro lugar, ampliarlo e incrementar su personal. Y se puso al frente de la rehabilitación de la casa familiar, la antigua Casa del “Coronel Potousse”, en la Plaza de España. Entre las distinciones que recibía estaba el Premio Elio de la Asociación de Amigos de la Cultura que recogía con enorme ilusión.
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