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HABLAR CON CORAJE, por Juan Saborido Gago que fue trabajador de VEIASA-ITV-METROLOGIA

HABLAR CON CORAJE, por Juan Saborido Gago que fue trabajador de VEIASA-ITV-METROLOGIA
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HABLAR CON CORAJE, por Juan Saborido Gago que fue trabajador de VEIASA-ITV-METROLOGIA

“Hay oradores, políticos y hombres elocuentes por miles; pero aún no ha abierto la boca el que tiene que formular las preguntas más molestas. Nos gustan las elocuencias en sí mismas y no por la verdad que contengan o por cualquier acto heroico que inspire” (Henry David Thoreau).

Me ha sorprendido gratamente el artículo de opinión escrito por un trabajador de VEIASA y reproducido íntegramente en el Digital Nuevodiario.es, titulado, “Carta al Director de un Inspector de VEIASA”.

¡Por fin alguien que se atreve a levantar la voz! Esto que en principio parece fácil, os aseguro que no lo es, sobre todo, en una empresa en la que las personas están como adormecidas, intimidadas o amedrentadas, y, sobre todo, si te llevan a ser punto de mira, no ya de la Dirección de una Empresa, sino del sindicato que tiene que “defender a los trabajadores”.

Si alguien alza la voz y expone su ¡hartazgo! por una mala gestión, el señalado o su representación (sindicato) tiene que ver dónde está el origen del problema, o tal vez no lo sea la persona nombrada sino la dirección de una organización que ha perdido totalmente “el norte”.

Indistintamente de quien sea el problema, hablar con coraje siempre ha sido peligroso en muchas épocas, en muchos lugares y en diversas circunstancias como se hace referencia en ese artículo. Esto se hace más evidente cuando la situación se encuentra en tensión ejercida por agentes, no solo con visos de tiranía como es el caso de la Dirección de VEIASA y consentida por el actual Presidente de la Comunidad Autónoma y sus secuaces.

¿Por qué el que no quiere escuchar ve como un riesgo lo que se diga?

Existe un término que define al acto de expresarse, este se denomina “parresía” y fue mencionado por varios filósofos griegos entre ellos Sócrates, significa decirlo todo, es un sinónimo sobre hablar con libertad, decir las cosas con franqueza o lo que es lo mismo atreverse a decir lo que se piensa.

Una verdad expresada, se puede volver peligrosa cuando deja al descubierto algo que por manipulación, conveniencia o connivencia quiere permanecer oculto, en este caso la verdad; tal vez algunos de ustedes, por decir lo que piensa, ha podido experimentar lo que ocurre; son muy incómodas porque desenmascaran, es decir, rompen “el velo” y hacer ver que algo se vea claramente y que esto resulta un inconveniente para alguien o para un grupo determinado es muy incómodo.

En el Digital Nuevodiario.es se ha expuesto no sólo una vez, sino, en más de una ocasión las manipulaciones y ocultaciones de la verdad o verdades dichas a medias o incompletas, tanto por la Dirección de VEIASA, la Junta de Andalucía y/o los sindicatos, en este caso UGT, que por su falta de solidez y de argumentación, resulta evidente.

Todo poder que se siente señalado tiene una forma de actuar muy dura contra aquel o aquellos que se atreven a desafiarlos destapando sus mentiras; y su reacción suele ser cruel, el descredito el asedio, o el aislamiento y la exclusión para que el espíritu de libertad del Inspector no se propague ni multiplique.

¿Cuál sería la fuerza que contrarreste las consecuencias?

Existe una fuerza aún mayor a la cual el sistema o el señalado tiene mucho más pánico; cuando este acto es ejercido no ya por una sola persona, sino por un colectivo en masa. La filósofa Judith Butler en este sentido expone y argumenta en su libro “Sin miedo. Forma de resistencia a la violencia de hoy” que hablar con coraje también puede hacerse de forma colectiva, para ello, cuando se reúnen y encuentran una verdad que es común a todos, se puede enfrentar al poder, ejerciendo una resistencia real.

Esta acción de hablar con verdad no tiene por qué ser un desafío, sino que su fin es desenmascarar la mentira, que en la mayoría de las ocasiones sirve a intereses mezquinos.

¿Para qué decir la verdad?

Nos encontramos en una sociedad gobernada por un sistema en el que decir la verdad o hablar con verdad puede resultar aterrador incluso imposible, sobre todo si estamos hablando de personas o de algún ámbito o sectores determinados.

Pero, ¿por qué debo de decir la verdad? La respuesta a esto es variada y tiene diferentes aspectos o razones que debemos tener en cuenta:

- Porque nos hace sentirnos en libertad tanto de espíritu como por salud mental.

- Porque nos hace sentirnos honestos, tanto con nosotros mismos como los que nos rodean.

- Porque cuando decimos la verdad, tal como la sentimos, no seremos cómplices o esclavos de mirar para otro lado, por miedo a ser señalado.

“Nada de lo que hacemos se hace en vano. Creo, con toda mi alma que, que veremos el triunfo” (Charles Dickens)

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