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"Los Alonso de Aragón", por Pedro Cuesta Escudero, autor de Mallorca patria de Colom

'Los Alonso de Aragón', por Pedro Cuesta Escudero, autor de Mallorca patria de Colom
martes 10 de mayo de 2022, 20:49h
'Los Alonso de Aragón', por Pedro Cuesta Escudero, autor de Mallorca patria de Colom
'Los Alonso de Aragón', por Pedro Cuesta Escudero, autor de Mallorca patria de Colom

Durante el período de tiempo, que se podría situar entre la Peste Negra y la Reforma luterana, predomina en la Corona de Aragón el llamado “clan de los Aragón”: una pléyade de nobles y eclesiásticos descendientes del rey Juan II de Aragón. Su prolongada actividad sexual propició que tuvieran un número considerable de hijos, legítimos o ilegítimos,-la era de los bastardos-, que son personajes fundamentales en la historia de la conformación de la Monarquía hispánica. Aunque fueran hijos de nacimiento espurio, aupados por sus poderosos padres ocuparon posiciones de gran importancia en la Corte o en la Iglesia para así mantener el poder de la familia. Como se emplea la Iglesia como una extensión más de su patrimonio regio -“en aquellos tiempos las atenciones de los Reyes, con estos Príncipes de su Casa, los tenían llenos de Báculos y Prelacías”- nos facilita la extracción de su ADN, ya que al estar enterrados en iglesias y catedrales sus sepulturas han sido mejor conservadas. Así podremos demostrar el origen de Cristóbal Colom, ya que el ADN del Príncipe de Viana, del que queremos demostrar que era su hijo, es inservible porque fue profanado su mausoleo en el monasterio de Poblet por los ladrones de tumbas.

Don Alonso de Aragón (1417-1485), la “espada” o “lanza” de Juan II

De todos ellos destacan tres personajes que tienen el mismo nombre, por lo que hay fijarse en las fechas para no confundirlos: Alonso de Aragón (1417-1485) hijo bastardo del rey de la Corona de Aragón Juan II, Alonso de Aragón (1455- 1514), hijo bastardo del anterior Alonso y Alonso de Aragón (1474-1520), hijo bastardo de Fernando II el Católico que vivió durante los reinados de Juan II, Fernando II, Juana I y Carlos I

Don Alonso de Aragón (1417-1485) fue hijo natural, «bastardo» o «espurio» de Don Juan, duque de Peñafiel, entonces soltero, el cual era hijo segundo del gran tronco de la rama menor de los Trastámara que encabezaba Fernando I el Honesto, mejor conocido como Fernando de Antequera. Es decir, que el padre de don Alonso, el que después sería Juan I de Navarra y II de Aragón, lo engendró en 1417, precisamente el año en que fue nombrado lugarteniente general en Sicilia, siendo todavía, como hemos dicho, soltero. Por tanto, Alonso de Aragón fue realmente su “primogénito”, aunque este título legítimo correspondiera, en primer lugar a Carlos, el famoso Príncipe de Viana, nacido en 1421, y más tarde a Fernando II, el futuro Rey Católico, que vino al mundo en 1452. O sea don Alonso era seis años mayor que su hermanastro, el Príncipe de Viana, y treinta y siete más viejo que su también hermano natural, Fernando el Católico. Don Alonso de Aragón fue primo y cuñado de Enrique IV de Castilla; primo y cuñado asimismo de Isabel la Católica; tío de Juana la Beltraneja y de Juana la Loca y tío-abuelo de Carlos V, el emperador del Sacro Imperio Germánico.

La madre de Alonso de Aragón fue Leonor de Escobar, que era dama de doña Leonor-Urraca de Alburquerque, la reina madre de su “seductor”, el mencionado duque de Peñafiel. Don Juan le puso el nombre de Alonso o Alfonso por su hermano mayor, el futuro Alfonso V el Magnánimo, el conquistador de Nápoles. La formación de Don Alonso la recibió, primero en Castilla, por su padre y por su tío el rey Juan II de Castilla y, luego, en Portugal, donde reinaba su otra tía, Leonor, esposa del monarca lusitano Don Duarte. En la corte castellana tuvo por ayo a su tío por línea materna Lope de Vega, segundo Señor de Grajal. Pero su primera adolescencia la pasó en Portugal debido a las constantes agitaciones y revueltas que había en Castilla durante el primer reinado de Juan II. No era clima aconsejable para la adecuada formación de un joven de sangre real. Permaneció en la corte portuguesa hasta los 18 años, momento en el que volvió a hacerse cargo de él directamente el rey castellano, su tío y tutor Juan II, que continuó la formación de quien será un excelente hombre de milicia. Lo armó caballero, le concedió el escudo blasonado que luego habría de ser característico de su linaje en el ducado de Villahermosa.

Cuando Fernando de Antequera había sido regente de Castilla en la minoría del rey Juan II de Castilla, dotó a sus hijos, los famosos Infantes de Aragón, de grandes riquezas, por las cuales fueran de hecho los más poderosos del reino de Castilla, y nombró maestres de las órdenes militares de Santiago y de Alcántara a sus hijos Enrique y Sancho, respectivamente. Como se sabe, tras el Compromiso de Caspe, Fernando de Antequera fue nombrado rey de la Corona de Aragón y a su muerte le sucedió su primogénito Alfonso V el Magnánimo, quedando como árbitro de la política castellana el segundo de los hijos, el duque de Peñafiel don Juan, y conocido como Juan de Navarra por su matrimonio con Blanca de Navarra. Don Juan, para consolidar su hegemonía política y financiera en Castilla, en 1443 obtuvo para su hijo don Alonso el Maestrazgo de la Orden de Calatrava. Las Ordenes Militares tuvieron un especial significado a finales de la edad Media por ser un envidiable conjunto de poderío, dignidad y riqueza, y además de los cuantiosos bienes materiales que tal investidura les suponía. Por otra parte los maestres eran caudillos de mesnadas poderosas y por lo común dispuestas para los encuentros y combates, formando como el comienzo y núcleo de los futuros ejércitos permanentes. Por ello, los reyes, y también los principales personajes políticos, pretendían que el nombramiento de maestre recayera en sus propios parientes para hacerlos sus aliados.

La promoción de Alonso de Aragón a la Maestría de Calatrava es un hecho esencial de su trayectoria vital. Dignidad que en su versión propiamente castellana apenas le iba a durar año y medio ya que, tras la batalla de Olmedo de 19 de mayo de 1445, golpe afortunado de Don Álvaro de Luna, condestable, maestre de la Orden de Santiago y valido del rey Juan II de Castilla y de su heredero el príncipe Enrique, contra la causa de los Infantes de Aragón. Entonces Alonso de Aragón se retira al reino de Aragón, acompañando a su padre don Juan. Y como ambos no aceptaron de buena gana la forzada pérdida del Maestrazgo, Alonso siguió manteniendo con sede en la rica encomienda calatraveña de Alcañiz, donde trasladó su “mesa maestral”, de hecho y de derecho. El verdadero galimatías que sigue siendo la legítima titularidad de la Orden de Calatrava, trata de esclarecerse a partir de la proclamación como Rey de Castilla de Enrique IV, el 23 de julio de 1454. Los acuerdos o pactos entre Enrique IV de Castilla y Juan II, quien no sería rey de la Corona de Aragón hasta 1458, condujeron a la renuncia notarial de maestre, hecha en Zaragoza por don Alonso de Aragón el 5 de marzo de 1455. Pero seguía considerándose maestre en los años sucesivos, como lo demuestra la ostentación de tal titulación en las campañas de Navarra, Cataluña, Castilla y Granada. Alonso de Aragón fue uno de los mejores militares españoles del siglo XV. Siempre fue la lanza y la espada de su padre el rey Juan de II de la Corona de Aragón, hasta su muerte en Linares, en 1485 durante la campaña de Granada.

Alonso de Aragón tuvo nueve hijos, seis de ellos bastardos. De su esposa legítima, Leonor de Soto, tuvo a Fernando de Aragón, apadrinado por su homónimo Fernando el Católico, a Alonso de Aragón, quien por pronto fallecimiento del anterior fue el II Duque de Villahermosa y María de Aragón, quien, por su matrimonio, fue princesa de Salermo y condesa de Marsico.

Con la linajuda, hermosa y competente ampurdanesa María Junquers, hija de mosén Gregorio de Junquers, castellano de Rosas, tuvo a Juan de Aragón, el nieto más estimado del rey Juan II, que fue cuarto conde de Ribagorza, primer duque de Luna y virrey de Nápoles y a Leonor de Aragón, también muy amada por su abuelo Juan II y fue condesa de Albaida. Con la judía Estenga Conejo, conocida en Zaragoza por la “Maestresa” por sus relaciones íntimas con Don Alonso y al convertirse al cristianismo se le conocía como doña María de Aragón, tuvo a Alonso de Aragón, segundo de este nombre entre sus hermanos, que llegó a ser obispo de Tortosa y arzobispo de Tarragona. También tuvo a Fernando de Aragón, que fue Gran Prior de Cataluña y Comendador de Novillas de la orden de San Juan de Jerusalén. Y a Catalina de Aragón, quien fue monja y abadesa del convento de San Clemente el Real de Toledo. Y con doña Catalina Maldonado, doncella noble de Salamanca, engendró a Enrique de Aragón, quien fue obispo de Cefalú, en Sicilia.

De todos ellos, por la relación que se constata en la documentación y en las crónicas, los que tuvieron una actividad política notoria fueron dos: don Juan de Aragón, conde de Ribagorza y posteriormente duque de Luna y don Alonso de Aragón, obispo de Tortosa y arzobispo de Tarragona en sus últimos días. A estos dos hay que sumarle uno más, don Alonso que fue hijo del duque de Luna. En particular, padre e hijo tuvieron una implicación crucial en las políticas de la familia, en apoyo al rey Fernando y posteriormente, de sostén a las iniciativas del arzobispo de Zaragoza y sus familiares. El obispo de Tortosa tuvo un perfil bastante más disimulado durante su vida y posiblemente más apartado de los asuntos públicos.

Don Alonso de Aragón (1455-1514) arzobispo de Tarragona

Don Alonso de Aragón presenta tres problemas fundamentales: ser más o menos coetáneo del arzobispo de Zaragoza, ser eclesiástico y llamarse exactamente igual. Esto en bastantes ocasiones puede dar lugar a confusiones a la hora de consultar la documentación. Su nacimiento fue en torno a 1455 de los amores, como ya se ha dicho, entre Don Alonso de Aragón, I duque de Villahermosa y María Sánchez Cornejo, que era de origen judío, llamada Estenga Conejo. “Amiatar conejo judio de çaragoça, ropavegero que vivía en los callejones de santa catalina entre otros muchos hijos tuvo dos hijas, la una llamada Estenga y la otra Lia. Estenga que fue la mayor fue muy hermosa de la qual siendo donzella se enamoró don Alonso de Aragon hijo bastardo del Rey don Juan que le llamaron el maestre de calatrava y a esta causa a esta Estenga siendo su amiga le llamaron muchos años la maestresa y después doña Maria; desta susodicha Estenga Conejo después de hecha cristiana huvo le maestre don Alonso de Aragon tres hijos y una hija: los hijos llamados don Juan don Alonso y don Fernando y la hija doña Leonor”.

Como casi todos los miembros de su familia de origen ilegítimo, Alonso fue encaminado desde joven al servicio de Dios. Únicamente existe un estudio sobre su figura, así como una breve noticia en el episcopologio de la diócesis de Tortosa. Esto tiene el interés de ofrecer las fechas en las cuales fue elegido y poder por lo tanto situarlo cronológicamente con cierta exactitud. Con unos 13 años, su abuelo el rey Juan II obtuvo una bula que eximía a su nieto del “defectu natalium” y le permitía tener beneficios eclesiásticos; de esta manera arrancaba su carrera, por otra parte, poco brillante. Poco tiempo después, entendemos que tras haber obtenido alguna canonjía o pequeño emolumento, el anciano rey de Aragón se dispuso a hacer saltar a la palestra episcopal a don Alonso. En octubre de 1471el rey escribía a su taimado aliado en la curia el cardenal vicecanciller Rodrigo de Borja para que se gestionase ante el Papa Sixto IV el obispado de Tortosa para su nieto. Es curioso porque la sede todavía no estaba vacante, ya que Otón de Moncada fallecería a comienzos de 1473, si bien era de edad muy avanzada; era obispo desde 1415. El monarca quería que la sede fuera para su nieto don Alonso, al menos desde 1471. Sin embargo, cuando finalmente murió el anciano prelado tortosino, aparecieron los problemas en el seno de la familia real. El arzobispo de Zaragoza, don Juan I, ansiaba tener también dicha mitra para añadir sus rentas a su patrimonio. Don Juan I era otro hijo ilegítimo del rey Juan II y ocupaba la diócesis cesaraugustana desde 1460, aunque sus intereses nunca estuvieron enfocados hacia el servicio de Dios y demostró ser un hábil capitán a las órdenes de su padre en la guerra civil catalana. El dilema que planteaba su ambición era el enfrentamiento con su hermano don Alonso, maestre de Calatrava, ya que le disputaba Tortosa a su hijo don Alonso. El asunto finalmente se resolvió de manera salomónica: se concedería el obispado al candidato inicial pero don Juan I recibiría una pensión de las rentas episcopales y, al parecer, la concordia volvió entre los hermanos.

O sea, en 1475 Alonso de Aragón con 20 años de edad fue nombrado por el papa Sixto IV obispo de Tortosa, por lo que solo hubo de gobernar la diócesis como administrador hasta los 27 años, ejerciendo los pontificales el arzobispo de Caller y el obispo de Viçanco. Vivió ajeno a los asuntos políticos y tuvo escaso contacto con su primo Don Alonso, hijo bastardo del rey Fernando el Católico, cuando fue arzobispo de Zaragoza. Dio varias constituciones y estableció la fiesta de la Santa Cinta. Después de regir esa diócesis durante 38 años, en julio de 1513 fue promovido, a instancia del rey Fernando el Católico, su tío, al arzobispado de Tarragona. Aunque era un privilegio pasar a presidir la sede primada de la Hispania romana (Tarragona), esta tenía unas rentas paupérrimas en contraposición con su brillante pasado. Tarragona estaba cargada de pensiones a pagar a terceros, de manera que quedaban 49.000 sueldos de moneda barcelonesa, o sea 1.740 ducados. Sin embargo, Tortosa, aunque con unos emolumentos menores, no tenía tan apenas gastos, por lo que la renta era notablemente mayor, 2.663 ducados De esta manera, el “ascenso” a la archidiócesis le costaba perder un tercio de sus ingresos. La idea del obispo de Tortosa para no ser promovido era hablar personalmente con Fernando el Católico, pero por su enfermedad esta maniobra tuvo que posponerse; y al parecer un emisario suyo también enfermó a mitad de camino y tuvo que regresar. Terminó ocupando la sede tarraconense. Es posible que consiguiera retener alguna fracción de los emolumentos de su diócesis anterior para no perder ingresos.

Dos de los tapices de la Historia de José existentes en la catedral de Tarragona fueron donados por este prelado. Murió el 26 de agosto de 1514 y está enterrado en el suelo del presbiterio bajo una losa de mármol con la efigie del prelado, junto a la pared del lado del evangelio del altar mayor de la catedral de Tarragona. Su escudo heráldico consta de cuatro cuarteles. En el primero vemos cuatro barras sobre fondo de oro, que representa al reino de la Corona de Aragón; en el segundo hay un castillo en oro, que es Castilla; en el tercero vemos en plata un león de gules, que es León; y en el cuarto cuatro barras en oro, flanqueadas por dos águilas de sable en plata, que representa Sicilia.

Don Alonso de Aragón (1474-1520) arzobispo de Zaragoza

El rey Fernando tenía más de pecador adúltero que de católico, pero ha pasado a la Historia como el Rey Católico. Fernando el Católico era un mozo de buen ver, atractivo, de ojos cautivadores, simpático, con dotes conquistadoras y un admirable vigor corporal que no dudó en apaciguar en variadas camas. Con la condesa catalana doña Aldonza Roig de Ivarra se desfogó poco antes de su boda con Isabel. Con ella tuvo dos hijos Don Alonso de Aragón y Juana. Otra de sus aventuras amorosas las tuvo con otra ardorosa catalana, Joana Nicolau, con quien tuvo a Juana de Aragón, que se casó con el primer duque de Frías. Otras amantes conocidas fueron Toda de Larrea o la portuguesa Pereira, con las que tuvo una hija de cada una llamadas María. Las discusiones matrimoniales entre Fernando e Isabel eran frecuentes. Isabel le castigaba negándole que cohabitara con él una temporada. Craso error, pues Fernando buscaba otras damas fuera de palacio para apaciguar su inagotable vigor sexual. Con toda seguridad Fernando el Católico hubo de tener muchos más escarceos.

Los hijos bastardos y nietos de los reyes Juan II y Fernando II el Católico ocuparon la mitra cesaraugustana prácticamente sin solución de continuidad. Comenzó esta peculiar dinastía en 1458 con don Juan I de Aragón, hijo del rey Juan II; finalizó en 1577 a la muerte del último, don Hernando.

Don Alonso de Aragón, hijo bastardo de Fernando el Católico y de Aldonza Roig de Ivarra nació en 1470 en la villa de Cervera y fue destinado a la carrera eclesiástica desde muy pequeño, pero no dio más misas que la primera exigida para ordenarse. Siempre fue denominado arzobispo de Zaragoza, pero lo realmente correcto sería emplear el término de “administrador perpetuo”, ya que hasta que no tomase órdenes sagradas no podía desarrollar el ejercicio de las funciones episcopales. Por ello, hasta su ordenación como presbítero el 7 de noviembre de 1501 y al día siguiente como obispo, no debería considerársele a efectos prácticos como tal. O sea Alonso de Aragón fue administrador perpetuo de la archidiócesis de Zaragoza desde los diez años de edad, lugarteniente general del reino antes de los quince años y múltiples veces diputado y capitán general, fue sin ningún género de dudas la persona más importante en la Corona de Aragón después de su padre, Fernando II el Católico. Se trata del arzobispo que más tiempo disfrutó el cargo, ya que lo fue prácticamente toda su vida, casi 42 años. También administró la diócesis de Valencia, fue diputado de Aragón, virrey de Cataluña y Valencia. A la muerte de su padre quedó como regente de la Corona de Aragón. Intervino en las Cortes de 1518 cuando la jura de su sobrino Carlos I, pero no se le permitió acercarse a Tordesillas ante el temor que llegara a un acuerdo con Doña Juana la Loca en perjuicio de Don Carlos. El hecho de ser rechazado para la sede del arzobispado de Toledo, que la ocupa el flamenco Guillermo de Croy, sobrino del todopoderoso Monsieur Xevres y su muerte en 1520 fueron las dos causas que incendian la guerra de los Comuneros de Castilla. Es llamativo constatar que, a pesar de ser una persona de gran relevancia y clave para entender buena parte del devenir político del gobierno de los estados del Rey Católico, no se ha hecho hasta el momento ningún estudio profundo de su figura.

El principal cargo que ostentó fue el de lugarteniente general, tanto en Aragón como en Cataluña o Valencia. La lugartenencia general o virreinato consistía en ser el alter nos del rey. Y como hemos dicho Don Alonso de Aragón perteneció al estado eclesiástico prácticamente toda su vida. Fue arzobispo durante los reinados de Juan II, Fernando II, Juana I con Felipe el Hermoso y Carlos I.

En 1507 fue nombrado por su padre como lugarteniente general del reino de Nápoles después de los conflictos que le habían enfrentado con Gonzalo Fernández de Córdoba, el famoso “Gran Capitán” y también mandó las tropas que llevaron a la conquista del reino de Navarra en 1512. Finalmente, en su testamento, Fernando le dio la última muestra de su confianza: le nombró Regente del Reino de Aragón y gobernante de todos los territorios de su Corona, con el mandato de gobernarlos y proteger los derechos que a su sucesión tenían su hija Juana y su nieto, Carlos, hasta la llegada a la península de este último. En Castilla fue Regente el Cardenal Cisneros. Alonso contaba con el apoyo de una gran parte de la nobleza aragonesa, que prefería a un rey que había sido criado y educado en sus costumbres, por lo que Alonso gozaría de importantes oportunidades para luchar por hacerse con el trono de su padre. Pero cumplió con la misión que le había encomendado su padre, mantener bajo su control la Corona aragonesa, hasta 1518, cuando el joven Carlos pasó a jurar los fueros de los distintos reinos de la Corona de Aragón como nuevo rey. En 1520 murió.

Tuvo cuatro hijos con una mujer de la nobleza media aragonesa, doña Ana de Gurrea, hija de los señores de Argavieso, que estuvo amancebada con el arzobispo. El primero don Juan, que sucede a su padre en el arzobispado. Por mandato de Fernando el Católico hubo de marchar a Flandes para traer a Castilla al príncipe D. Carlos, porque estando la reina Juana recluida en Tordesillas por su incapacidad mental para poder regir sus estados, el interés prioritario de Fernando el Católico fue que Carlos pudiera residir en España para poder ser educado en las maneras y costumbres de los reinos peninsulares. Otros hijos fueron Doña Juana, duquesa de Gandía, don Hernando que, al enfermar su hermano, fue nombrado arzobispo de Zaragoza y doña Ana, duquesa de Medina Sidonia. Con otra mujer tuvo un quinto hijo, llamado también Alonso de Aragón, que fue abad de Montearagón.

  1. Hernando de Aragón con apenas ocho años era caballero de Calatrava y tenía las dispensas papales necesarias para poder recibir cualquier cargo. Al no gozar su hermano de buena salud, como hemos dicho, se hizo cargo del arzobispado de Zaragoza, siendo el único de los arzobispos de la Casa Real de Aragón que realmente tuvo una profunda espiritualidad acorde con el papel que tenía que desempeñar.

Don Alonso de Aragón, el último de los hijos del arzobispo de Zaragoza y de Valencia, Don Alonso de Aragón, fue nombrado abad de Montearagón. Su nacimiento fue en fechas tardías, en torno a 1515. Ser hijo de otra madre y el hacerlo cuando el resto de la progenie de don Alonso ya estaban en edad adulta o cercanos a ella, lo hizo estar casi desconectado al núcleo familiar, al menos en sus comienzos.

Los hijos bastardos de Carlos, el Príncipe de Viana

Los hijos bastardos de los reyes, papas y gente privilegiada de alta alcurnia nunca fueron considerados como los hijos del pecado. Al contrario, gozaron de los privilegios de los de su clase. No nos debe extrañar que a Cristóbal Colom, hijo bastardo de Don Carlos, Príncipe de Viana, se le concedieran altos cargos y la inmunidad de los privilegiados, cuando los Reyes Católicos supieron que también era miembro de la Casa de Trastámara.

Don Carlos, Príncipe de Viana, casado con Inés de Cleves, enviudó el 6 de abril de 1448 sin haberle dado un heredero. El Príncipe de Viana no volvió a casarse, pero tuvo varias amantes. A los 30 años se enamoró de Doña María de Armendáriz, doncella de su hermana Doña Leonor con la que prometió casarse si le daba un hijo varón. Pero le dio una hija, Doña Ana de Navarra, que casaría con D. Luis de la Cerda, duque de Medinaceli. Cuando estuvo en Nápoles se enamoró de Doña Branda Vaca con la que tuvo a D. Felipe de Navarra y Aragón (1455-1488) y lo nombró conde de Beaufort. Estuvo a punto de casarse con Doña Branda, pues sus amigos, antes de su muerte le instaban a que lo hiciese in articulo mortis para dejar a D. Felipe como heredero. Pero D. Carlos comprendió que la herencia que le iba a dejar era muy pesada para aquel niño y sólo serviría para continuar las luchas fratricidas y por ello prefirió dejar a su hermana Blanca como su legítima sucesora tal como habían dispuesto su abuelo Carlos III y su madre. Su abuelo el rey Juan II proporcionó a Don Felipe el arzobispado de Palermo. Pero al poco de subir al trono su tío Fernando el Católico convenció al Papa Sixto IV para poder nombrarlo Maestre de la Orden de Montesa. Felipe y los caballeros montesinos estuvieron presentes en la reconquista de Granada. Pero en la operación ordenada por el rey de asaltar Baeza muere Felipe de Aragón y Navarra el 10 de julio de 1488 “de una piedra de espingarda en la boca”. Fue enterrado en el convento de Montesa.

En Sicilia el Príncipe de Viana se enamoró de una doncella muy guapa, aunque de baja extracción social, que se la conoce con el nombre de Capa con la que tuvo otro hijo, D. Juan de Aragón y Navarra (1459-1529) A la edad de 18 años, a petición del rey Juan II y con dispensa del Papa Sixto IV, el capítulo benedictino de San Juan de la Peña elige al infante Juan abad de dicho monasterio. Gozó del abadiado hasta el año 1482 en que renuncia para ser elegido obispo de Huesca. Falleció a los 67 años de edad el día 13 de diciembre de 1526 habiendo gobernado las iglesias de Huesca, Jaca y Barbastro 42 años, dos meses y tres días. Fue sepultado en medio del presbiterio mayor de la catedral de Huesca, bajo losa de alabastro, esculpido en ella su efigie y su escudo de armas y una inscripción sepulcral en latín.

También cuando Don Carlos estuvo en Mallorca, tuvo amores con Margalida Colom. Fruto de estos amores fue Joan Colom, el futuro Cristóbal Colom (1460-1505). Margalida, hija de Juan Colom, quien había estado al servicio de Renato de Anjou, residía en el Municipio de Felanitx en una finca llamada Alquería Roja, actualmente San Ramonet. Cristóbal Colom nació en la primavera de 1460, cuando su padre ya no estaba en la isla, por lo que no lo conoció ni supo de su existencia. Esa es la razón que no lo citara en su testamento. Sin embargo los Reyes Católicos si supieron que Cristóbal Colom era de la Casa de Trastámara cuando, antes de descubrir el Nuevo Mundo, le dieron los títulos de Don, Almirante de la Mar Océano, Virrey y Gobernador General de las tierras descubiertas.

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