En un contexto de crisis incipiente, en el que hay personas que temen los efectos que esta situación pueda provocar sobre su economía doméstica, es imprescindible mejorar el Ingreso Mínimo Vital, haciendo más sencillo el acceso a este derecho y haciendo que llegue a más gente.
Es cierto que la aprobación del Ingreso Mínimo Vital constituyó un avance importante para nuestro Estado de bienestar, pero también lo es que a día de hoy alcanza a menos de la mitad de las familias (unas 400.000) que inicialmente se calcularon. Por eso es necesario hacer las siguientes mejoras:
- Hay que mejorar la información y simplificar los trámites burocráticos. Hay familias vulnerables que no saben que tienen derecho al Ingreso Mínimo Vital o que no lo solicitan por las dificultades del papeleo. Esto es inaceptable, y es necesario que el reglamento del Ingreso Mínimo Vital, que aún tiene que desarrollarse, contemple las excepciones necesarias para evitar estas situaciones. El objetivo es claro: ninguna persona o familia vulnerable debe quedar fuera del Ingreso Mínimo Vital por trabas burocráticas.
- En necesario mejorar la cuantía de la prestación, que a día de hoy es de solo 491 euros para una persona sola. Esta cantidad es insuficiente, más aún en un contexto de creciente inflación. Por eso proponemos elevarla a 580 euros al mes (aproximadamente un 18% más).
• Hay que acabar con la discriminación que sufren los jóvenes en el acceso al Ingreso Mínimo Vital rebajando la edad mínima para acceder a este derecho de los actuales 23 años a los 20.