En esta ciudad, se ha inoculado una rivalidad de belleza explosiva e infinita en un combate perpetuo donde la estrategia está en cómo y sobre que se borda. Esta batalla es única en la Humanidad, pues cuenta con un arsenal peculiar. Sus armas son los telares que tensa lienzos donde miles de agujas de todos los tamaños perforan con hilos de seda, oro y plata de sorprendentes matices, donde el tejido se transforma en mantos que portarán reyes, sátrapas, sabios y emperadores bíblicos. En los talleres de los colores rivales, las manos virtuosas de aguerridas bordadoras ejecutan los diseños en cada puntada y recrean historias de las lejanas civilizaciones. Al hacerlo, saben que el adversario también se afana para que a su obra final sea aún más hermosa. En esta lucha de belleza y pasión todos somos vencedores.
Quizás es el momento de convencer a los directores de los grandes museos estatales tales como el Museo del Prado, Reina Sofía u otros para la exhibición de nuestros mantos en sus salas de exposición, comisionando escenas de civilizaciones del Antiguo y Nuevo testamento de obras pictóricas frente a las bordadas.
De proponer al Estado, que los escudos de las banderas nacionales de los distintos ministerios y organismos públicos sean elaborados en talleres de bordados lorquinos.
Y por qué no, las cofradías junto a las instituciones públicas, deberían animar a los estudiantes universitarios de historia, arte, sociología e incluso química, para que trabajen en tesis doctorales, sean sobre el bordado lorquino y sus desfiles, con el compromiso de que serán publicadas por el Ayuntamiento.
Por qué en las Cofradías no se crean centros de estudios propios que recopilen las obras ya publicadas sobre su historia en los desfiles bíblico-pasionales y a la vez registran las voces de todas aquellas personas que han contribuido a esta espectacular explosión sociológica.
Si (
No(
