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Culturilla Naval: "Los “trenes navales de la Armada. Origen del calificativo", por Diego Quevedo Carmona, Alférez de Navío ®

Culturilla Naval: 'Los “trenes navales de la Armada. Origen del calificativo', por Diego Quevedo Carmona, Alférez de Navío ®
jueves 30 de septiembre de 2021, 10:34h

Con el curioso término de “Tren Naval”, se conoce en la Armada al numeroso colectivo que forman todas aquellas embarcaciones de pequeño tonelaje que “pululan” normal y continuamente dentro de los Arsenales y Bases Navales, haciendo infinidad de variados trabajos auxiliares para los buques de la Flota, a los que prestan servicio.

Culturilla Naval: 'Los “trenes navales de la Armada. Origen del calificativo', por Diego Quevedo Carmona, Alférez de Navío ®

Ese conjunto de unidades, las cuales son tan humildes que por no tener no tienen ni nombre de pila, (excepto alguna contada excepción) solo numeral de costado, comprende una gran cantidad de tipos, de los que quizás los más populares a los ojos del público civil sean los remolcadores, pero son muchas otras las embarcaciones que se engloban dentro de ese colectivo, y que van desde aljibes a petroleras, pasando por gavietes, barcazas, empujadoras, separadores, gabarras, gánguiles, pontonas, lanchas de transporte de personal, veleros de instrucción, falúas de representación, grúas flotantes….

El origen del término “tren naval” para calificar a todo este colectivo de pequeñas (pero muy útiles) embarcaciones, cuyo radio de acción no suele ser más allá de las radas interiores de las instalaciones portuarias de dominio dela Armada, (Bases, Estaciones Navales y Arsenales), procede de los primeros años de la entrada en servicio de estos últimos. Así, a mediados del XVIIII, cuando ya empezaron a estar operativos dichos establecimientos, una pequeña “línea férrea”, recorría los “cantiles” de los muelles, uniéndolos entre sí, vías que tenían ramales que iban generalmente a los almacenes y pañoles donde se guardaba material diverso.

Por dicha vía, circulaba un conjunto de diminutos vagones a modo de pequeño “tren” que en sus inicios era, básicamente, del estilo de los que utilizan los mineros, los cuales solían ser arrastrados por bestias (mulas, bueyes, etc.), animales que serían sustituidos después de estar casi un siglo prestando ese servicio, por pequeñas máquinas (locomotoras) de vapor, una vez que éste hizo su aparición en el último tercio del XIX, como resultado de la “revolución industrial”.

Ese pequeño tren, tenía la importante misión de suministrar todo tipo de pertrechos a los buques, como carbón, munición, agua, y víveres en general, etc., desde los lugares de almacenamiento o custodia hasta el lugar donde estuviesen atracados, en una época donde no existían los vehículos rodados, que no harían su aparición en escena hasta bien entrado el siglo XX, y que terminarían por hacer desaparecer los citados “trenes”, no así el curioso calificativo que terminaría heredándola el variopinto colectivo de pequeñas embarcaciones citadas al comienzo de este texto.

Cuando los trenes primitivos dejaron de prestar servicio, en algunos tramos de su recorrido no se removieron totalmente los raíles, que en muchos casos quedaron sepultados, lo que aún a día de hoy sorprende a algún operario que descubre un trozo de vía cuando precisan hacer zanjas para acometer nuevas canalizaciones para cables, alcantarillado, etc.

Sirvan pues estas líneas para recordar a aquellos simpáticos y menudos trenes que hicieron un gran papel a los buques de la Armada y aunque hace años dejaron de prestar servicio en nuestros Arsenales, al menos nos dejaron como legado alguna imagen (escasa, por haber vivido una época donde no proliferaban las cámaras fotográficas precisamente) y eso sí, su curioso apelativo de “tren naval”.

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