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HARTO DE ESTAR HARTO, por Rosario Segura Pérez-Muelas

HARTO DE ESTAR HARTO, por Rosario Segura Pérez-Muelas
lunes 06 de septiembre de 2021, 10:16h
Nos hemos comido el mes de Agosto del segundo verano de la pandemia y en eso de la conciliación familiar, se ha avanzado poco. Seguimos atascados, como el asno en el barro.
HARTO DE ESTAR HARTO, por Rosario Segura Pérez-Muelas

Los confinamientos, han servido para agravar el trabajo de la mujer que acaba extenuada por el enorme peso familiar. Esto se pone en evidencia por el aumento de solicitudes de ayuda por excedencia (>21%) para cuidado de menores de 3 años, en relación al año anterior. En este sentido el presupuesto que tiene el Gobierno murciano (o de López Miras como le gusta al PP) deja mucho que desear, en comparación con otras CCAA, relacionado con las ayudas para la contratación de cuidadores. Ya podríamos aprender de los vascos que tienen presupuestado más de 3 millones de euros para este curso y se hacen cargo del 100% de las cotizaciones de los cuidadores, de acuerdo a la renta familiar.

Ya va siendo hora de tomarse en serio la profesionalización de los cuidados; de tener en cuenta que la familia juega un papel relevante, donde se requiere financiación pública decidida y sin complejos. Máxime ahora que comienza un nuevo curso escolar, y que aparte de la factura de la luz, hay que hacer frente al desembolso propio de Septiembre, que no por ser regular es menos importante.

También en hay que recordar que seguimos amenazados y que la presencialidad absoluta en las aulas desata el riesgo de contagio. En este aspecto la prudencia llama a la puerta y las medidas profilácticas tienen que extremarse dotando a los alumnos de espacios adecuados libres de Covid; esto indudablemente pasa por aumentar los recursos educativos.

Por fin hemos tomado conciencia de que nuestro cuerpo no es solo nuestro y no podemos hacer como los negacionistas franceses, que se manifestaron exigiendo respeto a su libertad; ya que “su cuerpo es suyo”; que “su salud les pertenece”, en definitiva que no quieren vacunarse. Este discurso, a todas luces, carece de razón, pues lo que hagamos con nuestro cuerpo repercute en el resto. Esta evidencia se cuesta ver en otras instancias de corte ideológico.

Lo que es de sentido común es que lo que hacemos con nuestro cuerpo nos transciende y nuestra libertad se limita cuando invade la de otro. Pero sigo opinando que la imposición no es el camino, que vencer no es convencer y que por supuesto deberían de abrirse los debates cuando de temas sociales se trata, en aras de poder elegir de acuerdo con las convicciones.

Ya esta bien de imposiciones ideológicas sin consenso, ni libertad para hablar sin miedo a que te descarten, de un lado y de otro.

Es probable que le pregunte a Serrat su inspiración para la canción “Vagabundear” quizás tenga algo que ver eso de “harto ya de estar harto, ya me cansé “…

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