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ERASE UNA VEZ QUE SE ERA, por Juan Saborido Gago

ERASE UNA VEZ QUE SE ERA, por Juan Saborido Gago
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ERASE UNA VEZ QUE SE ERA, por Juan Saborido Gago
Así de este modo comenzaba los cuentos que antaño yo les contaba a mis hijos, de este modo quiero iniciar este artículo, porque ¿lo que parece un cuento es una realidad?, o por el contrario ¿lo que vivimos como real es un cuento fantástico? Esto es difícil de discernir y entender qué es real y que no lo es.

Y es aquí donde comienza el cuento:

“Erase que se era un reino que se llamaba Andalucía, allí existía una empresa que se encargaba de velar por los intereses de los ciudadanos que se desplazaban por el reino en sus vehículos para que estos cumpliesen las normas de seguridad.

Con el paso de los años, los reyes que gobernaron, fueron poco a poco degenerando sus funciones, tanto la buena gobernanza del reino, como por controlar el buen hacer de los responsables de dicha función, hasta, que llegó un nuevo rey, que, alzando la bandera de la honorabilidad, quiso erradicar toda presunta corrupción, argumentando, que quitaría los chiringuitos del anterior gobernante.

Para ello, su primera acción fue quitar a los que dirigían aquella organización, y, coloco a sus nuevos dirigentes… cual, no fue la sorpresa de los trabajadores de aquella empresa al ir comprobando que aquello que era honorable y digno se estaba convirtiendo en una fábrica de enriquecimiento y de exigencias e intereses oscuros, para repartirla a señores feudales que engordasen sus arcas.

También existía por aquellos lares, unos defensores de los intereses de aquella pobre gente, cuyo fin era, hacer prevalecer una acción justa y un trato justo en la relación laboral, pero, como una sombra algo fue corrompiendo esos valores y haciéndoles que prevalecieran y defendiesen los del monarca regente.

Algunos de estos defensores resistieron a la tentación de sucumbir a las astutas argucias.” Como es lógico este cuento no termina ni aun tiene moraleja, sino que cada cual tiene que hacer un trabajo de auto reflexión para sacar alguna conclusión”.

Por mi parte, deseo exponer mis lucubraciones.

En los tiempos de la transición yo asistía a los conciertos de Paco Ibáñez y entre su repertorio tenía una canción que se titula “un mundo al revés” brevemente dice así:

Erase una vez un lobito bueno, al que maltrataban Todos los corderos. Y también había Un príncipe malo. Y una bruja hermosa. Y un pirata honrado. Todas estas cosas había una vez cuando yo soñaba un mundo al revés”

Cada día me sorprendo más y en ocasiones se me queda una “cara de estúpido” creyendo haber perdido la noción de la realidad, ante lo que veo, leo y escucho. Mi sorpresa va en aumento, de hecho, creía que ya habría pocas cosas que me sorprenderían en esta vida.

Os pongo en situación, para que me entandáis. Siempre he creído en la capacidad de actuación de la unión sindical, de las distintas formas asociativas. Mi pertenencia a UGT desde hace años, comenzando con la federación de construcción y afines y posteriormente participe en la unificación con el metal, en la que estuve en su ejecutiva y pude ver como la federación se unía con la federación alemana HAMM, cuyo nivel de compromiso en la acción militante está mucho más avanzada que la nuestra, al menos en aquel tiempo, con unos criterios que eran la defensa de los derechos de los trabajadores por encima de los de la empresa.

Veo que todo esto se va confundiendo primándose el tener más número de afiliados a costa de lo que sea, y todo no vale porque este no es el fin de un sindicato de trabajadores.

En este sentido me gustaría exponer las posibles causas que inducen a un grupo sindical a decantarse más por los intereses de la empresa que por los de sus representados.

Los departamentos de recursos humanos de una empresa, en este caso VEIASA, son los encargados de realizar la selección del personal o su externalización de dicha función a un organismo especializado en este tema, y ello, según los perfiles indicados por la empresa.

Y a mi buen entender, los sindicatos son los encargados de defender y velar por los intereses de los trabajadores implicados en este proceso. Por lo tanto, no entiendo ni entenderé jamás a un sindicato implicado directamente en el proceso de selección, ya que al hacerlo está poniendo en riesgo aquello que defiende, es decir, a la propia organización como a sus representados, porque corre el peligro del “enchufismo” o lo que es peor estar jugando a favor de los intereses de la empresa, que parece defender.

En el caso particular de VEIASA, se ha dado por parte de esta, la presunta manipulación, de estos procesos para integrar a dos personas, que, al ser denunciados tanto en prensa como en el parlamento andaluz, han dado marcha atrás, pero, que ahora se quiere enmascarar integrando a sindicatos para que de forma subrepticia apoyen la vuelta de estas personas.

¡Una locura! No, no es una locura, es una estrategia malévola y que los representantes sindicales tienen que haber visto venir, porque si no la han visto o son muy torpes o lo que es peor, están siendo manipulados por la dirección con algún tipo de prebenda, que no deseo ni pensar.

Aquí tengo que destacar y aplaudir, ese momento de lucidez que han tenido los compañeros de la central de CCOO, saliéndose de esa trampa.

LA SENSATEZ.

El origen etimológico de sensatez proviene del latín sensatus que traducido significa dotado de juicio y de ez cuyo significado es juicio; por lo tanto, la sensatez es la cualidad del sensato (cuerdo, prudente, o de buen juicio). Por tanto, podemos decir sin llegar a ningún género de duda, que la sensatez es un VALOR, uno de los mejores valores que un ser humano puede alcanzar, ya que, indica que la persona ha alcanzado un equilibrio en su vida; por el contrario, la locura y lo absurdo, son todo lo opuesto a la sensatez.

Es verdad que, a lo largo de la historia de la humanidad, en multitud de ocasiones no se ha comportado de una forma sensata, pero, para eso se nos ha dado otra capacidad la de rectificar ante los errores y de aprender de ellos.

Para que esta capacidad sea posible, la persona se tiene que parar, reflexionar y recapitular los hechos para poder ir por el propio camino que se ha marcado de forma sensata. En eso, los sindicalistas “añejos”, de los que ya quedan pocos, nos enseñaron a saber parar ente las decisiones difíciles y consultar. De este modo, los errores son mucho menos que si actuamos creyendo ser los únicos que llevamos la razón, o como se dice de forma popular “todos llevan el paso cambiado menos yo”, ¡no hijo no! Tu estas equivocado y estas cavando tu propia tumba, y lo grabe de todo es, que no te das cuenta.

Para concluir, os dejo un breve pensamiento del libro “La República o El Estado” de Platón:

“Un hombre sensato reflexionará que la vida puede turbarse de dos maneras y por dos causas opuestas: por el tránsito de la luz a la oscuridad o por el de la oscuridad a la luz; y aplicando los ojos del alma lo que sucede a los del cuerpo, cuando vea a aquella turbada y entorpecida para distinguir ciertos objetos, en vez de reír sin razón al verla en tal embarazo, examinará si éste procede de que alma viene de un estado más luminoso, o si es que al pasar de la ignorancia a la luz, se ve deslumbrada por el excesivo resplandor de ésta. En el primer caso la felicitará por su turbación; y en el segundo lamentará su suerte; y si quiere reírse a su costa, sus burlas serán menos ridículas que si se dirigiesen al alma que desciende de la estación de la luz” (libro séptimo)
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