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Desconectan de la máquina al bebé inglés

Desconectan de la máquina al bebé inglés
sábado 29 de julio de 2017, 13:53h
Según el médico japonés era demasiado tarde.

Charlie Gard, el bebé con una rara enfermedad terminal cuyo tratamiento enfrentó a sus padres con la Justicia británica, murió este viernes.

Tenemos que recordar que Charlie padecía una enfermedad genética llamada síndrome de depleción del ADN mitocondrial, la cual le provocó un daño cerebral considerado irreversible.

Desde octubre el pequeño estaba internado en un hospital infantil londinense, donde se mantenía con vida gracias a un soporte de ventilación artificial. A una semana de cumplir un año, no podía ver ni oír y no era capaz de moverse, respirar o tragar por su cuenta.

Este jueves, un juez de Reino Unido había ordenado el traslado de Charlie de GOSH a un hospicio para enfermos terminales donde se le retiraría la respiración artificial, lo que "inevitablemente" llevaría a su muerte en poco tiempo. La resolución fue tomada en contra de los deseos de los padres, quienes habían pedido que se le mantuviera con vida artificialmente varios días más en el centro de cuidados paliativos para poder despedirse del niño.

El pasado lunes, los padres de Charlie habían desistido de continuar con los 5 meses de batalla legal que los había llevado incluso hasta la Corte Europea de Derechos Humanos.

En un emotivo discurso, Chris Gard dijo: "Mamá y papá te quieren tanto Charlie, siempre lo hemos hecho y seguiremos haciéndolo. Sentimos tanto no haberte podido salvar...".

La batalla legal comenzó cuando Charlie tenía tan sólo 8 semanas y fue ingresado en uno de los hospitales infantiles más renombrados del mundo del que no volvió a salir. A principios de este año, los médicos del hospital, afirmaron que su daño cerebral era irreversible y que no podían hacer nada por el pequeño. Sin embargo, cuando fueron a solicitar la autorización de los padres de Charlie para desconectarlo del respirador artificial, éstos se negaron, desatándose un drama familiar con profundas implicaciones éticas que durante meses conmocionó a Reino Unido y más tarde, al mundo.

Fue después de múltiples juicios y apelaciones, cuando se tomó la decisión de desconectar al niño de las máquinas que lo mantenían con vida, ya que según la Justicia, practicarle tratamientos sin perspectivas de resultados positivos sólo prolongaba su sufrimiento.

Charlie padecía una enfermedad genética poco frecuente, de la cual él tenía la variante más severa y rara: sólo hay 16 casos registrados en todo el mundo y no existe cura, aun así sus padres intentaron mantenerlo con vida y agotar hasta el último recurso, lo cual los llevó a juntar financiación para someter a su hijo a un tratamiento experimental llamado terapia de bypass con nucleósidos.

Este lunes Michio Hirano, el médico estadounidense que ofrecía la terapia experimental en Nueva York, vio los resultados de una resonancia magnética y dijo que era demasiado tarde para tratar a Charlie, así se confirmó la peor pesadilla para los padres, anunciando Grant Armstrong, abogado de Yates y Gard, el fin de la batalla legal.

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