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"Cómo llegó Elcano a liderar el viaje de la Primera Vuelta al mundo", por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Y sin embargo es redonda. Magallanes y la Primera Vuelta al mundo”

'Cómo llegó Elcano a liderar el viaje de la Primera Vuelta al mundo', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Y sin embargo es redonda. Magallanes y la Primera Vuelta al mundo”
sábado 05 de junio de 2021, 11:35h
'Cómo llegó Elcano a liderar el viaje de la Primera Vuelta al mundo', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Y sin embargo es redonda. Magallanes y la Primera Vuelta al mundo”

Según las Ordenanzas de 1510, que redactó el guipuzcoano Ochoa de Isasaga, la Casa de Contratación de Sevilla recibía autorización para contratar a los que se enrolaran en los viajes a las Indias. Cuando se organiza la expedición al Maluco dirigen la Casa de Contratación, como tesorero el burgalés Sancho Matienzo (había nacido en Villasana de Mena, limítrofe con el Señorío de Vizcaya y con sus mismos fueros), con su ayudante el vizcaíno (de Durango) Domingo de Ochandiano y su protegido como contador el guipuzcoano (de Azkoitia) Juan López de Recalde.

'Cómo llegó Elcano a liderar el viaje de la Primera Vuelta al mundo', por Pedro Cuesta Escudero, autor de “Y sin embargo es redonda. Magallanes y la Primera Vuelta al mundo”

Con esta dirección se aprecia descaradamente el favoritismo que tuvieron los vascos en la contratación para trabajar en la puesta a punto de la Armada de Magallanes y en la incorporación a ella. Claro que los carpinteros y calafates vascos también eran apreciados por su buen oficio. Después de Andalucía y por delante de italianos y portugueses, el País Vasco es el territorio que más expedicionarios aportó a la escuadra magallánica. Treinta y uno en total, 22 vizcaínos y 9 guipuzcoanos. O sea dos maestres, un contramaestre, siete marinos, nueve grumetes, dos pajes, tres carpinteros, tres calafates, un despensero, un barbero, un hombre de armas y un sobresaliente, distribuidos catorce en la nao “San Antonio”, nueve en la “Concepción”, seis en la “Victoria”, uno en la “Trinidad” y uno en la “Santiago”. Juan de Elorriaga (de Guipúzcoa) fue maestre de la nao “San Antonio”. En la nao “Concepción” fue maestre Juan Sebastián de Elcano (de Guetaria) y Contramaestre Juan de Acurrio (de Bermeo).

Como se sabe, estos dos últimos finalizan la expedición en la nao “Victoria”, como Capitán el primero y como Contramaestre Acurrio. Juan Sebastián de Elcano (o del Cano) era de familia hidalga, aunque no acompañada del lustre que dan las riquezas. Desde muy joven su vida la hizo en el mar, bien como pescador o dedicándose al contrabando con los puertos vecinos de Francia, llegando a ser propietario de su propia nave de doscientas toneladas. Con su barco transportó tropas del Gran Capitán a Italia y del Cardenal Cisneros en la expedición que llevó a cabo en África. Pero por culpa del atraso del pago de estos servicios, tuvo que pignorar cierta cantidad de dinero de unos mercaderes vasallos del Duque de Saboya quienes acabaron con quedarse con el barco y todo su aparejo al no devolverles lo prestado. Como las leyes condenaban al que vendiese embarcaciones a extranjeros Elcano se encontró, además de pobre, prófugo de la justicia. Marchó a Sevilla a donde acudían, tanto los que esperaban fama y riquezas, como los que en su barahúnda querían escapar de las pesquisas de la justicia. En la Casa de Contratación Elcano tuvo la comprensión de sus dirigentes que, no solo no lo denunciaron a la Justicia, sino que le proporcionaron trabajo bien remunerado.

El 8 de Enero de 1519 le dan la dirección de los trabajos de remodelación de la nao “Victoria” y en Febrero ya lo vemos con el cargo de Maestre de la “Concepción”.El Maestre era el jefe de la tripulación y sustituto del capitán en el gobierno del barco. Habitualmente los capitanes eran legos en cuestiones marítimas y su función era fundamentalmente militar. Pronto se ganó Elcano la confianza de su Capitán Gaspar de Quesada con el que tuvo confidencias de la marcha del viaje. Elcano participó en el complot contra Magallanes, al que le acusaban de haber llevado la flota por las inhóspitas costas al sur del río de Solís para consumir meses o años y darle tiempo a los portugueses de adueñarse de las islas de la Especería, ya que la norma era que quien primero tomaba posesión de un territorio ese sería su dueño. El día 1 de Abril de 1520, Domingo de Ramos en la noche, pasada ya la primera guardia, Gaspar de Quesada, Juan de Cartagena y una treintena de hombres armados asaltan la nao “San Antonio”, apresan a su Capitán Álvaro de la Mezquita, al tiempo que Gaspar de Quesada acuchilla al Maestre Juan de Elorriaga (al cabo de unas semanas muere a consecuencia de las heridas gangrenadas) y se apoderan de la nave. Y Gaspar de Quesada deja en la nao “San Antonio” a Elcano para que tuviera preparada la artillería, pues se presumía que el día siguiente sería movidito.

Como se sabe, en el desenlace de esta sublevación muere el Capitán de la “Victoria”, Luis de Mendoza, Gaspar de Quesada es ejecutado, Juan de Cartagena y el clérigo Sánchez Reyna son abandonados en la Patagonia y a cuarenta, entre ellos Juan Sebastián de Elcano, se les conmuta la pena de muerte por trabajos forzados y, por supuesto, pierden los cargos que tuvieran. Naufragada en una exploración la “Santiago” y habiendo desertado la nao “San Antonio”, traspasan el paso al Pacífico, cruzándolo, la “Trinidad”, dirigida por Magallanes, la “Concepción” por Juan Serrano y la “Victoria” por Duarte Barbosa. Muerto Magallanes en la isla de Mactán se procedió a reestructurar el mando de la Armada. Duarte Barbosa se hace cargo de la “Trinidad”, Rodríguez Serrano continúa con la “Concepción” y se nombra Capitán de la “Victoria” a Luis Alfonso de Goa, vecino de Ayamonte y sobresaliente en la “Trinidad”.

Proponen a Elcano como Maestre de la nao "Victoria"
Para que le fuera de gran ayuda al nuevo Capitán de la “Victoria” el piloto y astrólogo Andrés de San Martín propone a Juan Sebastián de Elcano como Maestre de la nao, por ser una persona muy valiosa en esos momentos, porque se hacía de respetar y era muy querido por la tripulación. A lo que se opuso rotundamente Duarte Barbosa alegando que un rebelde jamás ocuparía un cargo de responsabilidad en la escuadra. Tan reconocido estaba Elcano por este gesto de Andrés de San Martín que lo nombra en el testamento que le dicta en medio del Pacífico al joven Andrés de Urdaneta el 26 de Julio de 1526 en su segundo viaje al Maluco. “…Si toparen a Andrés de San Martín se le entreguen una esfera roma del mundo, un libro llamado almanaque en latín y otro libro de astrología”. Era tal el agradecimiento que le tenía que no recordaba que Andrés de San Martín había muerto en el trágico banquete de Cebú.

Efectivamente, el 1 de Mayo de 1521 la plana mayor de la escuadra magallánica murió asesinada en un banquete que le había preparado el rajá de Cebú. La astucia del piloto Juan Carballo le salva de la matanza y toma las riendas del mando por ser el de mayor categoría. Al no haber suficientes brazos para manejar las tres naves de la escuadra, hubo que quemar la “Concepción” que hacía mucha agua por la taraza. El nuevo Almirante de la escuadra y capitán la nao “Trinidad”, nombra al alguacil Gonzalo Gómez de Espinosa capitán de la “Victoria” y como maestre a Juan Sebastián de Elcano. Es la primera vez que se le tiene en cuenta desde que fue degradado pos su participación en la sublevación de San Julián. Donde Elcano puso a prueba sus dotes diplomáticas fue cuando encabezó la embajada que visitó al todopoderoso rajá Siripada de Burné. Pero por culpa de la imprudente avaricia del déspota Juan Carballo los expedicionarios tuvieron que salir huyendo de Burné, que también se cobró su tributo de hombres. Y la misma tripulación que destituye de su cargo a Carballo es la que reconoce al nuevo gobierno de la Armada: Gómez de Espinosa, Almirante y Capitán de la nao “Trinidad” y Juan Sebastián de Elcano, Capitán de la “Victoria”. Y consiguen llegar a las islas Molucas. Pero una vez lograda la meta del viaje y con los barcos a rebosar de clavos de especias surge un verdadero dilema: ¿por dónde regresar a casa? Están en las antípodas. Volver por el mismo camino de ida no está en el ánimo de nadie. ¡Hartos sufrimientos pasaron! Elcano es partidario de tomar, por ser un derrotero ya conocido, el camino de los portugueses, o sea atravesar el Índico y por el cabo de Buena Esperanza coger el Atlántico para enfilar a casa.

Sin embargo, Gómez de Espinosa y los pilotos Carballo, Mafra, Punzorol, y otros piensan que el mejor camino de retorno es por el Pacífico norte y se llegaría a Panamá y de allí a casa. Porque la otra ruta, además de tenerla prohibida, es sumamente peligrosa, ya que si los avistan los portugueses no dejarían a nadie convida por ser sabedores de las islas de las Especias que ellos quieren en exclusiva. Habría que dar grandes rodeos, sin poder hacer aguada ni acopio de provisiones. A lo que responde Elcano que ya están acostumbrados a pasar dificultades y si está de Dios vivir, vivirán. Punzorol se niega a salir para morir de hambre en altamar. Elcano le exige que, por ser piloto de la “Victoria”, ha de estar en su puesto de trabajo. En la porfía, Francisco Albo, Contramaestre de la “Trinidad”, se ofrece a pilotar la “Victoria” e iría con mapas que había de Magallanes que señalan las factorías donde hacen escala los portugueses. Y parte sola la “Victoria”, quedándose la Trinidad en Tidore para ser reparada, pues hace aguas al estar carcomido todo el casco. Y en las islas de Cabo Verde, cuando se enteran que llevan anotado un día menos, es cuando cobran conciencia de la proeza de ser los primeros en dar la Vuelta al Mundo.

Se dice que Pigafetta ningunea a Elcano en su crónica. Si hubiera estado enemistado con él, no hubiera dejado la "Trinidad" para embarcarse en la "Victoria". Quizás habría que analizar lo que ocurrió en el meridiano de Mozambique.

La insuficiente y desequilibrada alimentación, sólo arroz y agua, hace que se enseñoree en la “Victoria” la terrible enfermedad que ya apareció en el Pacífico: el escorbuto. Ya son varios los que presentan sus temidos síntomas: hemorragias, trastornos gastrointestinales y caquexia progresiva. Al cotejar el piloto Albo el rumbo con los mapas que se trajo de Magallanes, comenta que, según sus cálculos, están en la misma meridiana de Mozambique, donde hay una factoría portuguesa. Al oírlo, algunos de los tocados por la enfermedad exigen al piloto que ponga rumbo a la factoría portuguesa, porque allí pondrán remedio a sus males. Se les responde que si son avistados por los portugueses no dejarán a nadie con vida. Pigafetta se pone de parte delos demandantes, ya que si se pone remedio a tiempo podrían vencer esa terrible enfermedad. Los ánimos se exaltan y ante el tumulto que se organiza acude Elcano y ordena que cada uno vuelva a sus puestos. Los desesperados se abalanzan contra el capitán y los alguaciles se han de emplear a fondo para detener a los insurgentes. Y Elcano ordena que los agresores sean inmediatamente ahorcados. Pigafetta sale en defensa de los reos echándole en cara a Elcano que si le eligieron capitán no era para que gobernara despóticamente. El capitán le propina un golpe que le hace rodar y los cuerpos de cinco infortunados se balancean colgados de las antenas de la nao en un inclemente cielo y en el extremo del océano Índico. Elcano sabe conducir la expedición con mano firme, comenta el piloto Albo. A lo que Pigafetta le responde que no es además un criminal.

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