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EL SEGUNDO PODER, SECCIÓN REALIZADA POR TOMÁS GUILLÉN, PERIODISTA

Antonio Botías: “Me encanta el término glocalización, con ‘ce’ de casa, porque con las RRSS también se ha despertado la curiosidad por lo que nos rodea, por lo nuestro, para mostrarlo al mundo”

Antonio Botías: “Me encanta el término glocalización, con ‘ce’ de casa, porque con las RRSS también se ha despertado la curiosidad por lo que nos rodea, por lo nuestro, para mostrarlo al mundo”
domingo 09 de mayo de 2021, 10:05h
Antonio Botías: “Me encanta el término glocalización, con ‘ce’ de casa, porque con las RRSS también se ha despertado la curiosidad por lo que nos rodea, por lo nuestro, para mostrarlo al mundo”
Antonio Botías: “Me encanta el término glocalización, con ‘ce’ de casa, porque con las RRSS también se ha despertado la curiosidad por lo que nos rodea, por lo nuestro, para mostrarlo al mundo”

Antonio Botías Saus es Licenciado en Periodismo y Medios Audiovisuales. Ha trabajado en el diario “La Verdad”. Después de pasar por los micrófonos de la Cadena Ser y Radio Levante, ha publicado infinidad de reportajes para periódicos del grupo Vocento. En el diario “La Verdad” se especializó en temas de Cultura y Patrimonio y sobre todo de corte humano y con una gran carga literaria, lo que le valió diversos reconocimientos y principalmente el nombramiento de Cronista Oficial de la Ciudad de Murcia, en 2013, a propuesta de más de 70 instituciones murcianas. Además, ha tenido el honor de pregonar todas las grandes fiestas de la ciudad murciana. Galardonado, también, con diversos premios culturales y artísticos de la Región. Autor de más de una decena de publicaciones sobre todo de grandes personajes históricos murcianos y de tradiciones, fiestas, historia y leyendas de Murcia. Distinguido y premiado en más de 40 ocasiones sobre todo por colectivos, asociaciones de fiestas y cofradías de Semana Santa. El último libro escrito ha sido ‘Cuando vengan a por ti’, ya a la venta.

Antonio Botías: “Me encanta el término glocalización, con ‘ce’ de casa, porque con las RRSS también se ha despertado la curiosidad por lo que nos rodea, por lo nuestro, para mostrarlo al mundo”

“El riesgo que corren los llamados medios tradicionales, frente al uso de las redes sociales, es que la audiencia decida qué contenidos desea, se haga una agenda a su medida y ni siquiera considere que las fuentes de las que se nutren son parciales, interesadas o, en mayor medida, politizadas”; -“que exista una gran oferta siempre es positivo. La cuestión es cómo nos relacionamos con ella”; -“nunca se había extendido antes con tanta fuerza el acceso a algunos medios, como las redes, por parte de colectivos tradicionalmente ausentes, por ejemplo, los ancianos”; -“hay un ejemplo claro: las fotografías que denuncian ataques contra el patrimonio o la desidia en su cuidado por parte de las administraciones; la formación de la ciudadanía es indispensable. No hay otro camino”; -“como sucedió en otras épocas, la sociedad irá adaptándose a las nuevas tecnologías y, en apenas una generación, los resultados serán asombrosos”; -“la subsistencia de la prensa de papel podría estar en contar lo que nadie cuenta y como nadie lo cuenta”; -“quizá atravesamos una de las épocas en que los medios tienen más poder de toda la historia”.

P.-¿Actualmente se sigue teniendo el deber de informar o hay mucho interés por informar intencionadamente?

R.-Ese deber, que debería ser sagrado, parece complementarse en la actualidad con una gran carga de opinión sobre lo que solo debiera ser información. Y el riesgo que corren los llamados medios tradicionales, frente al uso de las redes sociales, es que la audiencia decida qué contenidos desea, se haga una agenda a su medida y ni siquiera considere que las fuentes de las que se nutren son parciales, interesadas o, en mayor medida, politizadas.

P.-¿En qué ha cambiado la Prensa, el periodismo, la información, después de tantas plataformas digitales y RRSS?

R.-La ampliación de la oferta siempre resulta positiva, pese a los inconvenientes de los que hablaba antes. Los medios, como espejos más o menos fieles de la realidad, se acomodan a estos tiempos apresurados. Es una forma de supervivencia, casi una forma de defenderse del empuje de las redes sociales que, como hemos podido comprobar durante la pandemia, son de gran utilidad.

P.-¿En realidad es bueno, positivo, beneficioso, tanta y tanta difusión digital a todas horas y minutos al día?

R.-Es positivo en la medida en que esos contenidos se ajusten a las más básicas reglas del periodismo. El problema se suscita cuando, por la inmediatez, se socaba la calidad. En cualquier caso, sería imposible ponerle puertas a ese campo. Que exista una gran oferta siempre es positivo. La cuestión es cómo nos relacionamos con ella.

P.-¿Quién se beneficia más, por interés, de estas circunstancias?

R.-La audiencia, siempre la audiencia. Aunque es obvio que supone un inabarcable aliciente económico para las empresas, incluso las más humildes, que pueden conseguir su pequeña cuota de exposición pública.

P.-Si el periodismo quizás no es capaz de serle útil a la ciudadanía y de reconectar con la sociedad, ¿esta batalla está perdida en esta Era de la Desinformación?

R.-En mi opinión, el periodismo bien entendido y practicado no necesita reconectar. Está estrechamente vinculado a la sociedad. Y esta se beneficia de ello. Eso lo acabamos de comprobar casi todos durante los meses de confinamiento. Nunca antes ha resultado tan evidente que los medios cumplían aquellas tópicas funciones de formar, informar y entretener. Ni tampoco se había extendido antes con tanta fuerza el acceso a algunos medios, como las redes, por parte de colectivos tradicionalmente ausentes, por ejemplo, los ancianos. Por no mencionar los programas de mensajería instantánea.

P.-¿La historia, la cultura en definitiva, sigue cobrando interés con todas estas plataformas y comunicación digital?

R.-La cercanía e inmediatez de la comunicación moderna también ha permitido que la historia llegue a un mayor número de personas. Una vez más, la audiencia puede seleccionar los canales de información que considere más oportunos para sus intereses. Y al existir un gran número de ellos, también necesitan muchos más contenidos.

P.-¿Las RRSS aportan o perjudican a la historia, a las tradiciones, en cuanto a su difusión?

R.-Sin duda que benefician a nuestra historia, en la medida en que permiten difundirla a una gran velocidad y a un mayor número de personas. Hay un ejemplo claro: las fotografías que denuncian ataques contra el patrimonio o la desidia en su cuidado por parte de las administraciones. Estas instantáneas vuelan de móvil en móvil hasta alcanzar, en algunos casos, a miles o decenas de miles de personas.

P.-Ahora con la comodidad de un solo clip y tienes del mundo lo que te interesa, ¿se pierde interés por saber de tu ciudad, tu barrio, ya no por la inmediatez, sino porque si en un minuto no lo has dado todo, el usuario lo desecha…y a otra cosa?

R.-Me encanta el término glocalización, con ce de casa. Y creo que explica muy bien qué está ocurriendo. La globalización nos ha acercado el mundo entero a nuestros hogares, algo maravilloso, pero que también ha despertado la curiosidad por lo que nos rodea, por lo cercano, por lo nuestro. No como algo que nos diferencia, que también, sino más bien como algo que queremos enseñar al mundo. Muchas personas se han dado cuenta de que pueden hacer un zoom con un señor que le muestra en Japón un jardín y, en cambio, no conocen la historia del jardín de su propio barrio.

P.-Porque una gran parte de la sociedad se lo cree todo… ¿Falta calidad o formación en la opinión pública?

R.- Una parte lo cree todo, pero lo cree poco tiempo para creer otras cosas. Es un círculo vicioso. A veces, la calidad de la información es, precisamente, la que sus productores quieren darle. No es que le falte calidad; más bien adolece de veracidad. Adrede. Por ello, la formación de la ciudadanía es indispensable. No hay otro camino.

P.-¿Hay que reinventarse o ya estamos conectados con las nuevas tecnologías?. Hablo de la prensa actual.

R.-Aún queda camino por recorrer. Todavía se discute qué pasará con el papel, por ejemplo. Y tampoco tenemos muy clara la legislación en algunas materias como la privacidad en las redes. Como sucedió en otras épocas, la sociedad irá adaptándose a las nuevas tecnologías y, en apenas una generación, los resultados serán asombrosos.

P.-Ya la Prensa de papel tiene una muerte más que anunciada, ¿pero qué habría que hacer para que esa prensa y sus mismos profesionales siguieran subsistiendo, al menos a través de las RRSS?

R.-Ofrecer a sus lectores otros puntos de vista inéditos, frescos y sorprendentes, de las noticias. Ahí está la clave: contar lo que nadie cuenta y como nadie lo cuenta. Y me temo que es el único camino, ya veremos si viable.

P.¿-Las RRSS han cambiado las formas de vida y de proceder de la sociedad en general?

R.-Y las han cambiado para siempre. En gran medida, favoreciendo la difusión del conocimiento y acercando a gentes que, de otra forma, permanecerían separadas y aisladas. Tienen su lado oscuro, como todo en esta vida, pero los beneficios son muy superiores.

P.-Mira lo que dice Luis del Olmo: “ser un empleado de un medio para contar la verdad del dueño en lugar de la tuya, es algo terrible.”

R.-Para contar tu verdad tienes que ser Luis del Olmo. Y, aún así, tomar muchos disgustos para hacerlo.

P.-Y ahora Pulitzer: “Estoy muy interesado en el progreso y avance del periodismo, la recuerdo como una noble profesión de inigualable importancia por su influencia.”

R.-Sigue siendo, salvo excepciones claras, una noble profesión. Yo diría que, más que profesión, es un oficio. Siempre fue un oficio hasta que le dimos el barniz de las facultades. Y su influencia sigue siendo inmensa. Quizá atravesamos una de las épocas en que los medios tienen más poder de toda la historia.

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