Ángel María Villar se agarra al sillón pero de nada le a a servir. Dejará la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol, ya sea de forma voluntaria o forzosa. El fútbol nacional y el Consejo Superior de Deportes le exigen que dimita y que abandone el cargo; si no lo hace, se enfrentará a una moción de censura en noviembre que acabará con su mandato. Si cambia su postura y dimite voluntariamente se abrirá un período que acabará con elecciones a la presidencia con la misma asamblea ya constituida. Lo más significativo es que ha habido unanimidad, que le han vendido incluso aquellos que antes decían de él que era el mejor presidente, los mismos que le lloraban una subvención.
Esta ha sido la decision más importante en la reunión de los presidentes de las federaciones territoriales y el presidente en funciones de la RFEF, Juan Luis Larrea, con el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Ramón Lete. A la reunión han asistido los presidentes de las territoriales que dimitieron de la Junta Directiva. Además, han entrado Aragón, Galicia y Andalucía, así como la Liga de Fútbol Profesional.
El CSD no tomará partido en los candidatos a suplir a Villar y su labor será tutelar todo el proceso si Villar no dimite. El órgano gubernamental se limita a sumarse a la petición de que Villar debe dimitir y ayudará y asesorará a los federativos en el proceso que se iniciará. En cualquier caso, Lete ha constatado este martes que "hay unanimidad" en que la mejor solución es la dimisión de Villar.
La moción de censura será la herramienta a utilizar en última instancia si Villar se aferra a su cargo y no acepta las exigencias.
Si el todavía presidente de la RFEF deja el cargo por su propia voluntad sería la propia asamblea elegida meses atrás, que se considera que sigue siendo válida, la que elegiría al nuevo presidente sin necesidad de tener que iniciar el proceso electoral desde el principio.
Por otro lado los presidentes territoriales que dimitieron de la Junta Directiva el pasado viernes han decidido volver. Regresan todos menos los cinco presidentes imputados en la "Operación Soule", los de Ceuta, Melilla, Murcia, Valencia y La Rioja. Además, entran los tres presidentes de las territoriales críticas con Villar y que estaban al margen: Aragón, Galicia y Andalucía. También entra a la Junta Directiva la LFP.
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