José María Falgas dio buenas razones a la Artillería para incluirlo en su cuadro de honor. En primer lugar, porque ejerció como artillero, realizando su servicio militar en el cuartel de Los Dolores. Excelente retratista, formado desde su juventud en las mejores escuelas y talleres, tuvo la experiencia de elaborar una magnífica colección de retratos de los 58 directores de la Fábrica de Pólvora de Murcia. Allí aprende ese estilo militar digno y austero que le caracteriza.
Por eso, hace más de veinte años, en los finales del siglo XX, inició la elaboración de los retratos de los Coroneles-jefes del Regimiento. Doce magníficos retratos al óleo, de los que tengo el honor de figurar en el último, en 2018. Su fina psicología ayudaba a captar la mirada de cada retratado, destacando su carácter militar por encima de todo.
No solo retratos, Falgas se volcó en el universo militar, en las operaciones, pintando magníficas escenas artilleras en el campo. Muchas decoran hoy las paredes de nuestro cartagenero Acuartelamiento de Tentegorra. Al igual que supo resaltar el fuego del cañón en las tradicionales salvas que cada 2 de Mayo resuenan en el Puerto de Cartagena, en honor de nuestros héroes artilleros.
Por eso, José María Falgas fue distinguido con el título de Artillero de Honor en el año 2010, en una ceremonia celebrada en la plaza de los Héroes de Cavite, junto al Gobierno Militar, lugar del primer asentamiento artillero en defensa del puerto en el siglo XVI.
Por eso Falgas siguió viniendo a pintar a los artilleros. Así le conocí en 2017 en mi regreso al regimiento. Le conocí por su obra, que me acompañaba en cualquier recorrido diario dentro y fuera del despacho; me la enseñaba con detalle un buen conocedor de la milicia, de Cartagena y de sus tesoros militares como es el Coronel Juan Lorenzo Gómez-Vizcaíno. Y le conocí en persona, incisivo y observador, a pesar de los achaques de la edad, gracias a la compañía que le daban sus buenos amigos los Coroneles Fulgencio Ortega y Javier Taboada, que fueron mis jefes cuando yo era un joven Capitán. No le cansaba venir a Cartagena, a tomar apuntes del natural y a disfrutar de la compañía de los artilleros, entre los que se sentía en casa.
Ya no nos retratará más. Pintará en las nubes del cielo. Departirá con los viejos artilleros que nos precedieron, hablarán del color del fuego, de la pólvora y de cómo sacar el sonido del cañón en pintura. Como buen artillero, Artillero de Honor.
Si (
No(
