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EL INCOLORO: " Despolitizar el agua: más diálogo y menos ecologismo", por Jerónimo Martínez

EL INCOLORO: ' Despolitizar el agua: más diálogo y menos ecologismo', por Jerónimo Martínez

Los tradicionales y desagradables desencuentros entre las comunidades autónomas concernidas para paliar el déficit hídrico pueden resumirse en dos frases distintas encaminadas a resolver este importante problema social: más diplomacia entre las distintas partes afectadas y menos ecologismo gubernamental asentado en los poderes políticos más relevantes.

viernes 25 de diciembre de 2020, 11:43h
EL INCOLORO: ' Despolitizar el agua: más diálogo y menos ecologismo', por Jerónimo Martínez

Sin duda, la ausencia de la llamada “diplomacia hídrica” es patente a tenor de los pésimos resultados obtenidos por las partes cada vez que toca abordar este secular asunto. ¿Cómo resolver ésta áspera situación y qué soluciones podrían adoptarse a futuro? Las respuestas son sencillas aunque puedan parecer imposibles para algunos. Se trata de acercar posturas y llegar a acuerdos, según apuntan dirigentes agrarios consultados al efecto. Todo para conseguir de una vez despolitizar el litigio planteado. Dicen que la voluntad mueve montañas y aquí no caben disimulos sino mostrar una buena predisposición.

EL INCOLORO: ' Despolitizar el agua: más diálogo y menos ecologismo', por Jerónimo Martínez

Inicialmente, resulta imprescindible recurrir al diálogo multilateral tendente a eliminar el vigente frentismo existente desde hace décadas. Así, lo que cabe hacer para una mejor consecución de los objetivos pasa por promover reuniones cuantas veces sea necesario entre regantes, Gobierno de España y los Ejecutivos regionales de Murcia, Valencia, Madrid, Andalucía y Castilla-La Mancha.

Otra zona caliente está centrada en la Unión Europea donde una tupida red de normas directivas que afectan directamente a la agricultura y que constituyen un auténtico alud de trabas burocráticas entre las que aparecen el llamado Pacto Verde y el denominado concepto de “La granja a la mesa”, según reconocen quienes sufren los numerosos obstáculos derivados de la política comunitaria.

Una tercera pata en este entramado se localiza en la Comunidad de Madrid, un territorio de seis millones de habitantes donde es perentorio proceder a la depuración de sus aguas. En este sentido se necesita la colaboración plena de la clase política madrileña gobernante mientras que los murcianos, como receptores de agua que somos, estamos obligados a colaborar para evitar recurrir a las aguas sucias.

¡Y cómo no! desmitificar el recurrente y abusivo eslogan de “Murcia nos roba” entonado por los castellano-manchegos a la hora de presentarse como víctimas de los presuntos desmanes cometidos por el regadío murciano en detrimento de Castilla-La Mancha. La Región de Murcia tiene que demostrar con sensatez que adquiere agua con buenos fines para evitar falsas etiquetas ante los distintos estamentos y regantes de otros lugares.

Igualmente es procedente incidir en el desacuerdo existente en el seno del Gobierno de España, que en esta materia navega en sentido opuesto a los deseos y necesidades de los murcianos ya que el Ministerio de Agricultura apoya expresamente al regadío y por ende el Trasvase Tajo-Segura mientras que Transición Ecológica no tiene remilgos en fomentar la desaparición del canal, prevaleciendo las tesis ecologistas de la Vicepresidenta Teresa Ribera frente al poco “peso político” de Luis Planas. Resulta evidente pues, que Transición Ecológica no ayuda demasiado a nuestra región al favorecer la reducción progresiva de caudales hasta mínimos y así cubrir el expediente con Castilla-La Mancha. Esta postura madrileña también es secundada en nuestra región por parte de la actual Ejecutiva Regional del PSOE que comanda Diego Conesa y que ha provocado el abandono de algunos destacados “prohombres hídricos” descontentos con estas posiciones radicales que ven como el PSOE pierde progresivamente influencia entre la agroindustria en favor de posturas tradicionales trasvasistas representadas por los partidos de la derecha murciana, especialmente Vox.

En definitiva, urge ponerse las pilas y alzar la voz para que nuestros intereses agrarios no sufran más perjuicios en perjuicio de la economía. Y esto se consigue, una vez más, despolitizando el problema y arrojando los estigmas a lugares recónditos. Solo es cuestión de consensuar en positivo en beneficio de las próximas generaciones.

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