Hoy apenas vuelven a quedar unas horas para que acabe el Adviento, tal y como escribí en este diario hace un año, unas horas que entonces discurrían entre embotellamientos, villancicos y bares abarrotados y que este año transcurren con la nostalgia a cuestas; con menos ruido, menos estridencias, pérdidas de seres queridos en muchos casos y con la esperanza de que la pesadilla vírica que ha marcado el transcurso del 2020 acabe pronto.
En estos días, Jesús vuelve a nacer en cada corazón y con cada ilusión que en ello pongamos, renacerá la luz que emana del entendimiento, del amor y la bondad. Seamos bondadosos, festejemos de este modo la NAVIDAD y que en este esfuerzo común seamos capaces de valorar el poder de la AMISTAD.