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"Carta al Doctor Lorente", por Pedro Cuesta Escudero, historiador, autor de “Mallorca patria de Colón”

'Carta al Doctor Lorente', por Pedro Cuesta Escudero, historiador, autor de “Mallorca patria de Colón”
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Dr. José A. Lorente, Catedrático de Antropología de la Universidad de Granada.

miércoles 23 de diciembre de 2020, 10:02h
'Carta al Doctor Lorente', por Pedro Cuesta Escudero, historiador, autor de “Mallorca patria de Colón”
'Carta al Doctor Lorente', por Pedro Cuesta Escudero, historiador, autor de “Mallorca patria de Colón”

Banyeres del Penedès a 30 de Octubre de 2020 Distinguido Sr. D. José Antonio Lorente Acosta:

A través del Sr. Albardaner, que me ha facilitado su e mail, puedo dirigirme a Ud., porque quisiera sugerirle unos puntos de vista que le podrían ayudar en su interesante trabajo investigativo de averiguar el origen de Cristóbal Colón. Yo, como historiador, estoy trabajando en la teoría mallorquina que con tanto entusiasmo defiende Gabriel Verd Martorell. No tengo pruebas físicas que avalen esa teoría, pero aporto pruebas y razones. En Colón se observa un hecho incontrovertible: no sabía italiano y sus manuscritos están expresados, sin embargo, en castellano con una impecable caligrafía. Ya sabía castellano cuando se instaló en Portugal. Es insólito que un italiano dominara la lengua castellana y no la italiana. Prueba de que Colón no conocía la lengua italiana es la carta que le envía el 22 de Diciembre de 1504 a micer Juan Luis de Génova en castellano, a sabiendas que el genovés no dominaba este idioma; entonces Colón suplica a Nicolás Odérico, Embajador en la Corte de los Reyes Católicos, para que le sirviera de intérprete de la correspondencia que le adjunta de Juan Luis. Pasa lo mismo cuando escribe al banco San Giorgio, que lo hace en castellano, a pesar que los del banco no sabían ni leer ni escribir dicha lengua.

Hay razones sociológicas, culturales y lingüísticas para sospechar que el genovés Cristóforo Colombo no pudo ser el Cristóbal Colón que descubrió América. El tabernero o cardador de lana que dejó Génova con más de 20 años, difícilmente podría conocer el arte de navegar y poseer la cultura científica y humanística que demostró Colón. En aquella época los marineros necesitaban toda una vida para formarse; entraban de grumete y aprendían oralmente las lecciones de los viejos marinos y observando directamente los misterios del mar y del firmamento en el curso de los años. Colón ya sabía manejar desde muy joven los instrumentos náuticos como la brújula, el astrolabio, las cartas de marear, etc.

El origen humilde que la teoría genovesa le atribuye, artesano de un taller de lana, hace difícil entender que, en una época en el que el analfabetismo entre las clases humildes era la regla, Cristóforo Colombo tuviera unos conocimientos científicos, humanísticos y de idiomas que aún en nuestros días serían excepcionales. El descubridor de América hablaba el catalán, el castellano, algo de portugués y traducía el latín y el hebreo. Su esmerada educación se puede deducir por su soltura en el manejo del latín y la fluidez de su caligrafía. Era mucho más culto de lo que se suele admitir y se le puede considerar como un verdadero humanista. Sorprende la cultura literaria que tenía para ser solo un hombre de mar y no de iglesia.

Y los conocimientos de aritmética, geometría, astronomía y cartografía que poseía no son fáciles de asimilar mediante autoaprendizaje. Una prueba de sus conocimientos es que pudo predecir con precisión un eclipse de luna, o el importante descubrimiento que hizo de la variación magnética. Colom afirmaba que el mundo, tierra y agua, es esférico, pero en forma de pera, quedando el pezón sobre la línea equinoccial. Cuatrocientos setenta años después el satélite estadounidense Vanguard I confirma esta observación de Colón.

Si Colón era genovés, ¿por qué ofreció su proyecto de viaje a Portugal, a Inglaterra, a Francia y a Castilla y no lo brindó a la República de Génova, que es la que contaba con las flotas más importantes de la época? Si Colón hubiera tenido alguna relación con Génova, especialmente de familia, sus hechos hubieran sido conocidos y comentados en dicha ciudad. ¿Por qué Colón no hizo nada por su padre que, según la tesis genovesa, murió a la edad de 81 años en la miseria y cargado de deudas? Bien conocida es, sin embargo, la preocupación de Colón por sus hermanos Bartomeu y Diego, hasta el punto de ser acusado de nepotismo. En la felicitación que, a través de los embajadores genoveses Francesco Marchesi y Giovanni Antonio Grimaldi, hace la Señoría de Génova a los Reyes Católicos en Mayo de 1493 de vuelta del primer viaje de Colón, no existe alusión alguna al Colombo genovés. A poco que se conozca la organización social del siglo XV, con la diferencia de clases que había, se comprenderá que un aventurero genovés, hijo de un tejedor, jamás se hubiera podido casar con la aristócrata Felipa Monis de Perestrello, emparentada con la casa real de Braganza.

Colón no podía ser un desconocido

¿Cómo logró Colón llegar a la Corte de los Reyes Católicos? Colón no podía ser un desconocido, pues la Corte era un entorno muy hermético al que prácticamente no entraba nadie, salvo los nobles y los cortesanos. Un aventurero con ideas alocadas poco tenía que hacer en un entorno como ese. Además la Corte subvenciona a Colón sendas pagas para poder llevar una vida digna. Y eso que la situación económica era difícil para las arcas reales a causa de la guerra de Granada. La tesis mallorquina sostiene que Colón fue, además de corsario, hijo bastardo del Príncipe de Viana. Detalle que explica el fácil acceso de Colón a la Corte y a los poderosos de la época. Cuando Colón llega a Castilla vivió dos años en el palacio que el Duque de Medinaceli tenía en el Puerto de Santa María, porque eran cuñados pues la difunta esposa del duque Ana de Navarra y Aragón era hermana de Colón por ser también hija bastarda del Príncipe de Viana.

La unión de las dos Coronas (Castilla y Aragón) con los Reyes Católicos fue estrictamente dinástica. Los dos estados mantenían sus leyes, impuestos e instituciones de gobierno y los aragoneses y catalanes eran considerados extranjeros en Castilla y viceversa. Si Colón se manifestaba súbdito natural de los Reyes Católicos y era considerado extranjero en Castilla sólo podía ser oriundo de la Corona de Aragón. A diferencia de Américo, Magallanes y otros, cuando Colón se contrata para hacer el viaje a través del Mar Tenebroso, no se vio obligado a naturalizarse, pues, aunque extranjero en Castilla, se le considera de la misma familia real, era miembro de la Casa de Trastámara. Si Bartomeu, el hermano del Almirante, tampoco se naturalizó es porque en las Capitulaciones de Santa Fe y en el decreto de 23 de Mayo de 1493 se estipula que “nombréis a quien os pareciere y por el tiempo que quisieres”. Sin embargo, el hermano menor de los Colón, Diego, sí se tuvo que naturalizar para ser obispo de una diócesis castellana, aunque en ese documento de naturalización no se especifica su lugar de procedencia, mientras que este requisito está presente en todas las cartas de naturalización. Fue una imposición del Rey Fernando al escribano para que no se descubriera el lugar de nacimiento de los Colón.

Cuando en 1486 el Papa Inocencio III propone al valenciano Rodrigo de Borja (el futuro papa Alejandro VI) el Arzobispado de Sevilla, los Reyes Católicos rechazan ese nombramiento porque era inadmisible que un extranjero dirigiera tan importante archidiócesis del reino de Castilla. En 1476 los Reyes Católicos habían ratificado las leyes que partiendo de las Partidas se habían ido concretando en 1377, 1379, 1401 y 1473 por sus antecesores que para obtener altos cargos en el ejército y en la marina, prelacías, dignidades y beneficios habían de ser naturales de Castilla. Isabel la Católica fue inflexible, no quería que personas no naturales de Castilla ocuparan altos cargos en ella. Y eso que los Reyes Católicos estaban muy agradecidos a Rodrigo Borja porque había favorecido la causa de Isabel como heredera de Castilla frente a Juana “la Beltraneja”, había conseguido la bula que legitimaba el matrimonio de los primos Isabel y Fernando y fue decisiva su intervención en la Guerra Civil de Castilla al hacer que los nobles rebeldes reconocieran la causa isabelina.

Y, sin embargo, si Isabel y Fernando nombraron a Cristóbal Colón, Almirante de la Mar Océano, Virrey y Gobernador de las tierras descubiertas y le conceden el título de Don es porque lo consideran de su misma familia, de la Casa Real de Trastámara. Todas estas concesiones en aquella época eran impensables para personas de origen humilde y sin mérito alguno. Por ser miembro de la familia real Cristóbal Colón recibió una esmerada educación y aprende el castellano por ser la lengua de la alta nobleza, de la diplomacia y de las cortes. El castellano era el signo identificador de la nueva monarquía hispana (un papel que antes, del siglo XIII al XV, había ejercido el catalán)

La segunda parte de su investigación, de dónde era Cristóbal Colón, está en marcha. Creo que está aplicando el ADN del cromosoma Y en 477 personas de apellidos Colón de la zona de Cataluña, Valencia, Baleares y sur de Francia, así como el apellido Colombo de la Región de Liguria y Lombardía en Italia. Con ello pretende encontrar una posible relación entre el ADN del descubridor y descendientes colaterales que habitan en esas zonas, siempre y cuando el apellido Colón, Colom o Colombo le viniera al descubridor por vía paterna. Pero si el apellido lo toma por vía materna esa línea de investigación no llega a conclusión alguna. No queda más opción que corroborar la “teoría mallorquinista”, o sea que la madre de Cristóbal Colón fue la mallorquina Margalida Colón y el padre Don Carlos, el Príncipe de Viana. Sé que ha recurrido al ADN mitocondrial de Doña Blanca de Navarra, que era la madre de Don Carlos, el Príncipe de Viana, para comprobar si los restos óseos que hay en su tumba de Poblet son los de su hijo. Pero se ha puesto de manifiesto que no encajan con la momia que se presumía del Príncipe de Viana. Todas las secuencias de ADN mitocondrial pertenecen a individuos distintos, como ha descubierto.

Tumbas expoliadas

Como se sabe, tras el abandono de los monjes del monasterio de Poblet como consecuencia de las desamortizaciones que hizo Mendizábal en 1836, los ladrones de tumbas las asaltaron para apoderarse de los anillos, collares, cadenas u otras joyas de los restos mortales de los reyes allí enterrados. Los sacaron de sus tumbas y los dejaron esparcidos por el suelo de la iglesia. Mosén Antonio Serret, el rector de la iglesia de la vecina localidad de Esplugas de Francolí, recogió esos restos desperdigados y los amontonó bajo la escalera que sube al coro de la parroquia de su pueblo. Este hecho llegó a oídos de la corte de Madrid que alertó a los encargados del Patrimonio. La Reina gobernadora María Cristina emitió una Real Orden el 3 de Mayo de 1840 ordenando que se recogieran esos restos. Pero nada se hizo al respecto. En 1855 Pedro Gil y Serra, que había comprado las fincas desamortizadas de Poblet, al enterarse del estado en que se hallaban los despojos reales costeó ataúdes de madera donde fueron depositados sin ningún criterio antropológico esos restos y los envió a Tarragona para ser acogidos en la catedral. La ciudad de Valencia reclamó los restos de Jaime I a lo que Tarragona respondió con la promesa de hacer en el plazo de dos años un monumento funerario digno de los reyes de la Corona de Aragón. Se arrancaron los elementos arquitectónicos de las tumbas de Poblet y en carro, sin previa colocación y protección, llegaron a Tarragona en un estado de casi total destrucción. Esos elementos se quedaron en el Ayuntamiento de Tarragona y nadie se volvió a acordar de ellos hasta 1894 en que fueron trasladados al museo Arqueológico Provincial de Tarragona a una sala destinada a objetos medievales.

En 1930 se creó el Patronato de Poblet para recuperar las piedras y obras de arte que aún quedaban. En 1940 se restauró la vida monástica y el Ministerio de Educación se hizo cargo de la restauración de los sepulcros reales. Terminado con éxito el trabajo se organizaron tres exposiciones, en Madrid, Zaragoza y Barcelona. El traslado se hizo en camiones descubiertos y en uno de los viajes cayó una tromba de agua ocasionando graves daños. Finalmente en 1952 se inauguran en Poblet la obra de los sepulcros y en cuyo interior se introdujeron los restos humanos sin ningún criterio antropológico. Por tanto es imposible hacer cualquier análisis de identificación genética, como se ha comprobado con los restos óseos que se creían del Príncipe de Viana.

En Poblet están enterrados los Reyes de la Casa de Trastámara, Fernando I de Antequera y su mujer Leonor, Juan II, padre de Don Carlos, y su segunda esposa Juana Enríquez, que, de no ser por ese popurrí, hubieran servido para identificar el origen de Colón. Pensé que Alfonso V el Magnánimo, tío del Príncipe de Viana, que murió en Nápoles en 1458 podría servir para el análisis. Y así lo reflejé en el libro “Mallorca, patria de Colón”. Pero después he sabido que en 1671 el Virrey de Nápoles obtuvo permiso para trasladar los restos de Alfonso V al Monasterio de Poblet. Y, por tanto, tampoco ofrecen ningún tipo de garantía.

Pero queda un último recurso, el cadáver de Fernando II de Aragón. El Católico era hijo de Juan II y, por tanto, hermano por parte paterna de Don Carlos, el Príncipe de Viana. Y como se sabe el cromosoma Y es idéntico en todos los ascendientes y descendientes masculinos. Al morir Fernando el Católico en 1516 fue enterrado en la iglesia parroquial de Madrigalejo, pero poco después sus restos mortales fueron trasladados al convento de San Francisco de Granada junto a su esposa Isabel la Católica donde previsionalmente estarían hasta que fuera acabado el monumento funerario que el Conde de Tendilla había encargado en 1514 al genovés Doménico Fornelli. Este labró con mármol de carrara un sepulcro doble, con los bultos de los yacentes, en Génova. Y al acabarlo en 1517 lo llevó a Granada. Y cuando en 1521 se terminan las obras de la Capilla real, adosada a la catedral de Granada, se colocó el monumento funerario en dicha capilla y se enterraron los cuerpos en la cripta. Por eso, más que un monumento funerario se trata de un cenotafio, porque los cuerpos están enterrados aparte. Si los análisis se llevaran a cabo con los restos de Fernando el Católico y dieran resultado positivo, tendríamos que el principal responsable de crear una nebulosa sobre el origen de Colón, sería el único que nos ha permitido resolver esta incógnita.

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