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La autonomía de los centros escolares, por Pedro Cuesta Escudero, autor del libro “Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra”

La autonomía de los centros escolares, por Pedro Cuesta Escudero, autor del libro “Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra”
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miércoles 16 de diciembre de 2020, 11:57h
La autonomía de los centros escolares, por Pedro Cuesta Escudero, autor del libro “Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra”
La autonomía de los centros escolares, por Pedro Cuesta Escudero, autor del libro “Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra”
Durante el franquismo y, sobre todo en el tardofranquismo se luchó por democratizar las escuelas e institutos y permitir la participación activa de los integrantes de la comunidad educativa. Se consiguió acabar con la estructura autoritaria y despótica de los centros y con “el cuerpo de directores”. Y a través de la LODE los centros escolares se fueron configurando con estructuras democráticas: reconocimiento de la soberanía del Claustro de profesores y del Consejo escolar y la elección de una dirección colegiada (Equipo directivo) por parte de la comunidad escolar representada por el Consejo escolar. Las Administraciones educativas tienen miedo a perder el mando pero han ido surgiendo reticencias a ese modelo de dirección e inadvertidamente se ha ido imponiendo la larga tradición en la que la burocracia y la centralización han caracterizado le gestión de la realidad docente. Con la excusa de que se necesitaba una dirección fuerte y profesionalizada para poder implantar las reformas, las Administraciones educativas se han ido haciendo con el control de los centros escolares. Es que tienen miedo de perder el mando, porque desconfían de los centros y de los profesores/as.
La autonomía de los centros escolares, por Pedro Cuesta Escudero, autor del libro “Por una escuela pública de calidad. Bases para una educación íntegra”

Este proceso intervencionista culmina con la LOMCE que, bajo el pretexto de un supuesto déficit educativo, debido según los autores de la Ley a la ausencia de una dirección fuerte y con autoridad en los centros escolares, se restablece “el Cuerpo de directores” y es la propia Administración la que nombra al Director/a. El modelo de dirección de los centros escolares es un elemento nuclear. Esta cuestión de la dirección de los centros escolares es necesario analizarla, porque el modelo de dirección no es un aspecto más de la organización escolar, sino que constituye uno de sus elementos nucleares. Porque dirigir un centro escolar es responsabilizarse de una organización en la que participan individuos y entidades diferentes.

No es tarea fácil dirigir un colectivo tan complejo, diverso y con tanta presión social como lo es un centro educativo. Se argumenta que, como no es una tarea fácil, el director/a ha de tener la mayor competencia profesional posible y con el suficiente respaldo de la Administración para que prevalezca su autoridad y evite cualquier atisbo de anarquía, desorden o negligencia en el centro escolar. Pero lo que se pretende en realidad es que puedan ser aplicadas sin reservas las disposiciones, recomendaciones y orientaciones que las autoridades educativas decreten. Es una forma sibilina para que, a través de los directores /as, se tengan controladas las instituciones escolares.

Pero una dirección impuesta y autoritaria es incompatible con la participación. Este modelo de dirección, no solo es una clara desconfianza al sistema democrático, sino que expone la acción educativa al albur de las tendencias políticas. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, obligaron a los centros escolares a dar la asignatura “Educación para la ciudadanía” en inglés, a sabiendas que la mayoría del profesorado no dominaba esa lengua. Pero era una cacicada gubernamental para boicotear esa asignatura de la “Educación para la ciudadanía”, que al Partido Popular no le gustaba. Y se responsabilizó a los directores/as para que se cumpliera esa orden. El autoritarismo y falta de democracia en la escuela son factores de la desmotivación. La dirección del “ordeno y mando” impuesta por la Administración no es compatible con cualquier investigación educativa, ya que para que haya cualquier renovación curricular ha de existir un clima de participación, que de esta forma no existe. El hecho de que un centro escolar tenga poca autonomía crea una dinámica de irresponsabilidad y la necesidad que se genera en la toma de decisiones se hace imposible en una estructura falta de responsables. Y es que los centros escolares han de gozar de flexibilidad y autonomía para llevar a cabo una educación de calidad, ya que, aunque tiene problemas derivados de situaciones globales, las soluciones se han de encontrar a contextos particulares. Es un contrasentido que se pida a los profesores/as que eduquen en la responsabilidad a sus alumnos/as, mientras que a ellos se les niega su participación en los proyectos educativos, en la política educativa del centro donde trabajan. Ahí es donde está la falta de ilusión y de motivación de amplios sectores del profesorado, el ir a remolque de decisiones que afectan a su trabajo, sin que se le pida ni su parecer. Ejercer su propio criterio educativo y didáctico es lo que más valora el profesorado.

Cuando a los profesores/as se les permite elaborar proyectos propios, adoptar decisiones conjuntas en un trabajo en equipo, los centros educativos funcionan mucho mejor. El informe PISA de la OCDE de Diciembre de 2002, que analizó los resultados educativos de 32 países, llega a la conclusión que los centros escolares donde se dejó mayor participación a la comunidad educativa fueron los que obtuvieron los mejores resultados. En muchos países de nuestro entorno se están realizando investigaciones sociológicas y van llegando a la conclusión de que el autoritarismo y la falta de democracia en la escuela son factores decisivos de la desmotivación, de la indisciplina, de las dificultades en el aprendizaje y del fracaso escolar.

Modelo de dirección escolar

Las soluciones más acordes con las fórmulas modernas de gestión son la corresponsabilidad de todos los miembros de la comunidad educativa, la puesta en marcha de un modelo de dirección escolar apoyado y nombrado por todos los miembros de la comunidad educativa y mayor autonomía de los centros. Del mismo modo que para ser Jefe del Gobierno no se necesita ninguna acreditación técnica específica, para ser director/a de un centro escolar tampoco hace falta poseerla. Lo que se necesita es capacidad de liderazgo a fin de poder armonizar los intereses de los profesores/as con las expectativas de las familias y los objetivos del centro.Y esa faceta de liderazgo que posee cada uno de los profesores/as del centro la conoce mucho mejor la comunidad escolar que la Administración, por lo que a dicha comunidad es a quien corresponde elegir la dirección del centro escolar. A la Administración solo le incumbe extender el nombramiento del director elegido y del equipo directivo resultante.

El Coordinador/a pedagógico

Para que el poder del equipo directivo quede equilibrado y se eviten episodios de autoritarismo se ha de constituir en dos brazos: uno, el Director/a (presidente del equipo directivo) elegido por la comunidad escolar, quien a su vez selecciona para el equipo directivo al Jefe/a de Estudios, con potestad de subdirector, y al Secretario/a; y el otro brazo lo compone el Coordinador/a pedagógico, que sería seleccionado por la Administración por su probada capacitación en el campo de la Pedagogía, por su experiencia y méritos docentes y educativos. Los Coordinadores pedagógicos deben poseer una certificación expedida por las autoridades académicas donde se acredite que está especializado en estudios pedagógicos con pleno dominio de los métodos didácticos y sus innovaciones y de los métodos experimentales. Su autoridad ha de ser consecuencia de su vasta cultura y de su carácter discreto. Su misión es aportar estímulos para el trabajo, innovaciones didácticas, coordinar la acción de los distintos profesores/as buscando el progreso armónico de los alumnos/as y dirigir la acción tutorial. Debe aunar el esfuerzo de los educadores/as, quienes creen que la disciplina que trabajan es más determinante, para que no actúen cada uno por su lado, no ya porque pueda haber contradicciones entre ellos, sino también porque se ha de tener en cuenta esa unidad que es el ser humano. Es decir, el Director/a debe ser elegido por su capacidad de liderazgo, pues su cometido es de gobernar, es el que debe resolver los problemas que la comunidad educativa pueda generar. Mientras que el Coordinador/a pedagógico se encargaría por su condición técnica, de lo estrictamente pedagógico-educativo, juntamente con los Coordinadores/as de Ciclo elegidos por él. Esos Coordinadores de Ciclo no formarían parte del equipo directivo. El equipo directivo de las escuelas infantiles y de las escuelas de primaria estaría formado, pues, por el Director/a, el Coordinador/a pedagógico y el Secretario/a. El de los institutos estaría compuesto por el Director/a, el Jefe/a de Estudios, el Coordinador/a Pedagógico, el Coordinador/a de EGS (bachillerato), el Coordinador/a de los Ciclos formativos y el Secretario/a. (Como en Bachillerato y Ciclos formativos ya no deben haber tutores/as estos Coordinadores/as están para orientar al alumnado en sus estudios).

Atribuciones del Director/a: apoyar las iniciativas del profesorado, resolver los conflictos, proporcionar mejores condiciones de trabajo, proveer de recursos humanos y materiales relacionados con el centro escolar, asumir la máxima representación ante la Administración y de todos los organismos con los que el centro escolar se relaciona, velar por el buen funcionamiento del centro, impulsar la colaboración de padres y madres, presidir las reuniones del Claustro y del Consejo escolar, formar parte de la Comisión de escolarización del Distrito escolar y cumplir y hacer cumplir las leyes. Del equipo directivo: garantizar el orden y la eficacia, motivar a los profesores/as y resolver los conflictos que se planteen, mantener la cohesión entre el profesorado, ilusionar a padres y madres para que colaboren con el centro escolar, conectar el centro escolar con la Administración educativa para la adopción de medidas que le afecten. Del Jefe/a de Estudios: asumir la representación del centro en ausencia del Director/a, confeccionar los horarios, mantener contacto de carácter informativo con los representantes del alumnado, controlar la asistencia y puntualidad de alumnos/as y profesores/as, cuidarse de las condiciones de trabajo y de la convivencia, presidir la Comisión de Convivencia del Consejo Escolar, aplicar las sanciones que el reglamento del centro estipule. (En las escuelas infantiles y de primaria estos cometidos se lo reparten el Director/a y el Coordinador/a pedagógico) Del Secretario/a: levantar las actas de las reuniones, supervisar las tareas burocráticas de los administrativos/as, confeccionar certificados, informes, estadísticas, revisar y tramitar la correspondencia del centro, cuidarse de las reparaciones de los desperfectos del centro y del material inventariado y, lo más importante, llevar el control de la economía del centro presidiendo la Comisión económica del Consejo escolar. También tendríamos en los Institutos la Comisión Pedagógica, formada por el Equipo directivo, el Coordinador/a pedagógico del centro de primaria adscrito al Instituto y los Jefes de los Departamentos, que componen el staff encargado de elaborar todos aquellos estudios técnicos, entre ellos el presupuesto general del Instituto y el proyecto curricular del centro. Informes que después han de ser enmendados y aprobados por el Claustro de Profesores/as y por el Consejo escolar.

Elección de la dirección del centro escolar

Si queremos que la comunidad educativa participe en las decisiones importantes, la elección de la dirección del centro escolar es lo más significativo. Se puede presentar a la dirección del centro cualquier profesor/a del Claustro de Profesores/as que lleve en el centro de cinco cursos en adelante. Y dicha elección se haría de la siguiente manera: Un voto por cada profesor del Claustro.

-Los padres y las madres votan en representación de cada clase, siendo un voto por clase. Los alumnos/as de secundaria votan a partir del segundo ciclo de la ESO, junto con los de bachillerato y de los módulos profesionales, siendo también un voto por clase.-Un voto por cada uno del personal no docente en plantilla.-Un voto por cada uno de los representantes del Ayuntamiento en el Consejo Escolar. Los directivos del AMPA constituirían la mesa electoral para presidir las votaciones, el recuento y la proclamación del Director/a.

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