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"Sanidad y Educación, una oportunidad para Huércal-Overa", por Luis García Collado, Jefe de Departamento Rama Eléctrica

'Sanidad y Educación, una oportunidad para Huércal-Overa', por Luis García Collado, Jefe de Departamento Rama Eléctrica
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'Sanidad y Educación, una oportunidad para Huércal-Overa', por Luis García Collado, Jefe de Departamento Rama Eléctrica
Si algo ha puesto sobre la mesa la actual pandemia es que la sociedad debe sustentarse sobre dos pilares básicos: la sanidad y la educación. La sanidad es, en estos momentos, junto con la ciencia y la investigación, las únicas armas que pueden frenar, detener y, con el paso del tiempo, acabar con esta nueva enfermedad que está haciendo estragos desde el pasado mes de marzo. Junto a la sanidad, la educación ha demostrado, por desgracia, la única herramienta de conciliación familiar y laboral. Sin la escuela y sin las bondades de la misma, hoy en día no solo hubiésemos perdido una generación, desde el punto de vista educativo, sino que también hubiésemos tenido grandísimos problemas para conciliar y mantener la actividad económica necesaria para paliar, en parte, las otras pandemias que la Covid 19 y las medidas de confinamiento que han traído.
'Sanidad y Educación, una oportunidad para Huércal-Overa', por Luis García Collado, Jefe de Departamento Rama Eléctrica

Aunar educación y sanidad pensando en el futuro más inmediato y como garantía para prestar un mejor servicio social es lo que me ha llevado, junto al Departamento de Electricidad de mi instituto, el I.E.S. Albujaira de Huércal Overa, a proponer en el claustro y a la Dirección, la petición para el curso próximo del Ciclo Formativo de Grado Superior de Electromedicina Clínica.

Si el gran valor de la salud es el factor humano, lo que está facilitando una mayor precisión y acortando la convalecencia son los avances tecnológicos. La llamada tecnología sanitaria va, por tanto, íntimamente ligada a los avances médicos. La tecnología permite salvar vidas, mejorar la calidad del servicio prestado y, además, contribuye a una sanidad sostenible, aspectos que, sin duda alguna, terminan redundando en el bienestar del paciente y en operaciones médicas menos invasivas que garantizan una mayor y más rápida recuperación.

La Electromedicina (tecnología médica), también conlleva un aspecto que nos pasa más desapercibido pero que es igualmente importante: nuevos horizontes laborales y, por tanto, nuevas necesidades y nuevos perfiles laborales. La tecnología médica y las máquinas que prestan servicio a nuestros profesionales médicos necesitan un cuidado, una atención y un servicio técnico que las mantenga perfectamente engranadas para prestar un buen servicio. La complejidad de estos aparatos exige que la manipulación sea llevada a cabo por personal cualificado, dotado de las habilidades y conocimientos que se requieren. Es, entonces, necesario que la intervención sea llevada a cabo por un profesional especializado para el manejo correcto por parte del personal sanitario. Es, desgraciadamente, normal que posibles fallos o roturas tecnológica conlleven retrasos en el proceso asistencial que obliga a los sanitarios incluso a suspender una intervención quirúrgica causando, de este modo, un aumento de la lista de espera.

Conservar en el mejor estado posible estos elementos y componentes tecnológicos, garantizar la máxima fiabilidad y calidad de los mismos, mejorar sus prestaciones, minimizar sus paradas por averías y resolver estas averías, cumplir con la normativa técnica, aplicar una normativa de seguridad y mantener los principales instrumentos electromédicos (ecógrafos, ecocardiogramas, electrobisturís, respiradores, broncoscopios, etc.) son, en definitiva, las tareas propias de quienes obtengan el Título de Electromedicina Clínica.

¿Alguien se imagina lo que semejante título puede suponer para un pueblo como Huércal Overa y una comarca como la del Levante almeriense? Si se consulta el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, se podrá comprobar que, en todo nuestro país, sólo hay quince centros que oferten esta titulación: Zaragoza, Asturias, Las Palmas, Cantabria, Cataluña, Madrid, Alicante, Castellón, Valencia y Vizcaya, y solo uno en Andalucía, Huelva.

Este ciclo cuenta con una empleabilidad muy elevada, siendo necesaria la incorporación inmediata no sólo en los Hospitales sino también en los Centros de Atención Primaria y clínicas privadas, que también requieren este tipo de personal. En nuestro pueblo, además, se podría, perfectamente, realizar una formación dual en el Hospital de la Inmaculada, en el Distrito Sanitario Norte de Almería, en el Hospital Torrecárdenas y en todos los centros sanitarios privados de nuestra Comarca, así como en la Empresa AGENOR, Grupo Empresarial Electromédico, que actualmente presta servicio en los hospitales mencionados. Así lo propuso el Departamento de Electricidad al claustro del Instituto y vista la masiva aceptación y el gran interés de los miembros del claustro, esperamos que se proponga a la Delegación Territorial de Almería, que sea aprobado por la Dirección General de Formación Profesional de la Consejería de Educación y que pueda impartirse en nuestras aulas a partir del curso próximo.

Huércal Overa no puede perder una oportunidad así, nuestro pueblo no puede seguir apostando por titulaciones que, aunque interesantes, no se adaptan totalmente bien a las necesidades de la comarca. Por eso, invitamos también a los políticos en activo en Huércal-Overa a esa búsqueda por la mejora educativa de nuestro pueblo y a que incluyan también entre sus debates y propuestas municipales este ciclo que, no sabemos porqué en el último pleno y en el punto que quedó sobre la mesa se olvidaron de incluirlo. Están ustedes a tiempo de debatirlo y apoyar un Ciclo Formativo, que redundará en la mejora de la Formación Profesional de Huércal Overa, de la Comarca del Levante almeriense y del Área Sanitaria Norte de Almería. La logística y la industria agroalimentaria, aunque importantes, no suponen una necesidad inmediata como la Electromedicina Clínica que encontraría mucha mejor absorción laboral y que, además, no condenaría a nuestros hijos única y exclusivamente a un sector como el agrícola que tiene más cabida en otros pueblos limítrofes que encaja menos, a nuestro modesto entender, con el nuestro. Además, ¿y por qué no decirlo?, no es lo mismo para un padre que su hijo se dedique al campo y a la ganadería a que pueda ocuparse de la reparación de equipos clínicos. Sin duda alguna, aunque fuera en su fuero interno, vería recompensado su esfuerzo para que sus hijos se libraran de las esclavitudes inherentes al trabajo en el campo.

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