“Hasta aquí hemos llegado y vamos a poner las cartas encima de la mesa después de soportar dos años de insultos” iniciaron la brillante y meditada intervención de Pablo Casado ante la mirada perpleja de Santiago Abascal, quien no terminaba de dar crédito a la catarata de frases bien hiladas de Casado, que veía como su bancada de diputados aplaudía a rabiar mientras que el resto de grupos políticos no daba crédito a lo que estaba aconteciendo en la Cámara Baja. Sin discusión, una de las jornadas más ciclónicas acaecidas en el Congreso de los Diputados desde hace mucho tiempo. Una jornada para no olvidar.
Un caudal de frases de grueso calibre sirvieron para que Casado acusara a Abascal de “desleal y desagradecido hacia el PP tras haberle dado trabajo durante 15 años”. Otras palabras duras de Casado a Abascal contenían tintes personales, como bien reconoció después el propio Abascal, quien tuvo que escuchar de su ex amigo-compañero otra oración para esculpir: “no queremos ser como Usted, señor Abascal”.
Frente a esta catarata de acusaciones, Abascal, visiblemente tocado, comenzó su defensa señalando que la intervención de Casado constituía “una decepción personal” para seguidamente acusar al presidente del PP que “con su posicionamiento, el PP pasa a formar parte del bloque de la ruptura. Usted –refiriéndose a su oponente- está dando una patada a la esperanza de millones de españoles de poder revertir la actual situación política” sin olvidar, así lo expresó Abascal, que “Vox está apoyando al PP en varios gobiernos autonómicos a cambio de nada, pero nosotros no vamos a romper ninguno de esos pactos”, aseveró Abascal.
En definitiva, España se despierta hoy con un tablero electoral cambiante tras la andanada de Pablo Casado, quien tendrá que estar atento a las reacciones de sus hasta ahora compañeros de viaje a pesar de la promesa de Abascal de no romper los acuerdos. Sirva como ejemplo inicial de la nueva era que Vox Andalucía aplazó ayer su reunión con los “populares” andaluces para pactar el proyecto de Presupuestos. Madrid y Murcia están también gobernados por el PP con apoyo de Vox.
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