Y ya no me valen las razones sanitarias y que el mando único lo tenga el Ministro Illa, que poco tiene de médico, menos de economista y mucho de filósofo. Parece saber de todo aunque las rebajas pasen de prohibirse a autorizarse en un plazo de 48 horas, algo incomprensible o que las mascarillas sigan sin ser obligatorias y sigamos sin saber exactamente cuál utilizar. Es difícil saber a qué atenerse y menos aún cuáles son las razones que justifican las decisiones del Gobierno, porque seguimos sin saber quién forma ese Comité de Expertos que decide sobre nuestras vidas, ni en qué criterios se basan.
Y luego se quejan de que cada vez salga más gente a la calle a manifestarse. También eso lo quieren prohibir o contraprograman otras concentraciones que no respetan las normas y sólo buscan el conflicto. Nos obligan a los ciudadanos a permanecer andando con nuestras banderas reclamando tan sólo libertad. Les recuerdo que las concentraciones no las convoca ningún partido político sino un malestar generalizado por la pérdida de libertades que ha supuesto este Estado de Alarma.
Y mientras tanto nos llegan noticias sobre la dichosa vacuna, una vacuna que ya se empezó a investigar en Estados Unidos el 13 de Enero, cuando aquí nos permitían campar a nuestras anchas a pesar de las advertencias y lo que estaba sucediendo en Wuhan. En China y en Europa también se trabaja bajo presión para encontrar algo que funcione. Parece que los laboratorios americanos ya la están probando en humanos y queda un resquicio para la esperanza pero, por pronto que esté, no será antes de principios del año que viene. Y claro, a mí me entra una duda ¿la comprará el gobierno español? ¿Quiénes serán los intermediarios que la comercialicen? ¿Lo hará el gobierno tan mal como con los tests fallidos? Me fío tan poco de nuestros dirigentes que casi preferiría que el negociador fuera Amancio Ortega que me inspira mucha más confianza aunque ya se sabe que a nuestros dirigente todo lo que provenga de la empresa privada…