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'Seguridad VS Confianza', por José Ángel Ortiz Albert, Alumno del Grado de Seguridad de ISEN-Centro Universitario de Cartagena

"Seguridad VS Confianza", por José Ángel Ortiz Albert, Alumno del Grado de Seguridad de ISEN-Centro Universitario de Cartagena

martes 23 de febrero de 2021, 10:58h
'Seguridad VS Confianza', por José Ángel Ortiz Albert, Alumno del Grado de Seguridad de ISEN-Centro Universitario de Cartagena

Según la Real Academia de la Lengua Española, entendemos por confianza “la esperanza firme que se tiene de alguien o algo”, y si lo llevamos al campo de la sociología o psicología social, hace referencia a la creencia de que todo saldrá de la forma esperada, otorgándole esa confianza al que debe realizar con éxito dicha tarea. Muy relacionado con este término, aunque en un primer momento no creamos que es así, es la seguridad, definiéndola como el sensación de tranquilidad que siente el individuo cuando no se ve amenazado ni en el plano personal, ni en el familiar, ni en el económico por algún hecho que ponga en peligro dicha situación.

'Seguridad VS Confianza', por José Ángel Ortiz Albert, Alumno del Grado de Seguridad de ISEN-Centro Universitario de Cartagena

El hombre, por naturaleza, tal como se ha venido demostrando a lo largo de su historia, y como nos expuso Maslow en su libro “Una teoría sobre la motivación humana” de 1943, con la aparición de la pirámide de las necesidades, establecía la seguridad, más concretamente la física, la seguridad de empleo, de recursos, familiar, de salud y de propiedad privada, en el segundo escalón, solamente precedida por las necesidades fisiológicas establecidas en el escalón más básico, las cuales serían respirar, alimentarse, descansar, el sexo y la homeóstasis, por lo que interpretamos a la seguridad como algo primario para el ser humano.

Con respecto a la confianza, y más concretamente la otorgada por los individuos en relación con el futuro de una sociedad concreta, o al rumbo que esperamos que se siga acerca de las decisiones que pueden influir en la vida cotidiana de cada uno de estos, los deja en una posición completamente expuesta ante la manera de actuar de dicho adjudicatario. Si la actuación sigue el curso esperado, nuestra confianza no se ve truncada y el ser humano prosigue con su actividad rutinaria de manera normal y sin sobresaltos, no sintiéndose traicionado y teniendo el control sobre su propia vida, ya sea en el ámbito personal como en el laboral o económico. Ahora bien, en el caso contrario, si la confianza depositada es traicionada, el individuo se encontraría inmerso en una situación muy peculiar, pudiendo ese quebrantamiento de la confianza llevarle a cierta situación no esperada, lo que supondría adversidades en su actividad diaria y, lo que es más significativo, efectos negativos a nivel emocional y psicológico.

Pongamos el claro ejemplo de la situación actual derivada de la gran pandemia global que estamos sufriendo, tan crítica para todos los sectores y con las secuelas que está dejando a lo largo y ancho del planeta. Tras el análisis de la actuación a nivel global de los dirigentes encargados de gestionar dicha situación, nos encontramos inmersos en una multitud de controversias y, lo que es mas grave, de incoherencias, que se nos hace llegar por parte de los medios de comunicación, que hasta incluso con dependencia del que elijamos, nos llega un tipo de mensaje u otro. Comenzamos encontrándonos con diferentes medidas de prevención conforme va avanzando el tiempo, comprensible por el mayor conocimiento adquirido del virus, pero a su vez incomprensible ya que no se toman de carácter generalizado en cualquier territorio, no a nivel mundial, sino a nivel estatal o, más en concreto, a nivel de comunidades autónomas en el caso de España. Esa falta de homogeneidad en las medidas, ya sea en la diferencia acerca de los horarios de cierre de establecimientos, de los horarios del toque de queda, del tipo de locales que deben permanecer abiertos y de los que deben cerrar, de los municipios perimetralmente cerrados y de los que no lo están, en ocasiones, dichas medidas diferentes con tan solo cruzar una calle, provoca en el individuo una inseguridad en relación a lo que debe hacer, lo cual le genera una infinidad de preguntas acerca de por qué aquí se toman estas medidas y por qué allí no, por qué él sí y el otro no, etc.

"La falta de síntomas también es un síntoma"
Otra causa que genera una gran inseguridad son las relacionadas con la gestión por parte de la sanidad, estableciendo un sinfín de sintomatología para dicho virus, pero no solo eso, sino que la falta de síntomas también es un síntoma. Se ha variado hasta en el tratamiento de los fallecidos y sus despedidas con los familiares, hasta incluso sin saber nada de ellos en numerosas ocasiones. Y, sin olvidarnos del entorno laboral, habiendo perdido su estabilidad un número incalculable de personas, lo que conlleva a su desequilibrio personal y familiar.

Por otro lado la exclusión social, que se ha llevado a cabo con la extinción de las relaciones personales, siendo estas una de las principales necesidades psicológicas que deben ser satisfechas establecidas por Sheldon en sus estudios.

Por último, mencionar la falta de asistencia escolar a nuestros pequeños, los que se han visto envueltos en este caos gestor, siendo víctimas de primera mano tanto en su ámbito educativo como en el personal a consecuencia de lo visto y vivido en sus familias. No debemos olvidar que los ahora jóvenes estudiantes serán el futuro de los ahora mayores trabajadores.

Al no tratarse todo lo anterior de forma organizada, coordinada, elaborada, basándose en datos científicos y buscando información para el conocimiento de la base del problema, en este caso el virus, (debemos recordar que la mejor manera de vencer a nuestro enemigo es conociéndolo profundamente), nos vemos envueltos en los efectos secundarios que tenemos a día de hoy a causa de la pandemia, que no son los propios del virus, sino los provocados por los gestores de este, a nivel psicológico y de salud mental.

Este sinfín de situaciones genera en el individuo la pérdida de confianza, por lo que le lleva a una situación de inseguridad en todos los ámbitos de su vida, ya sea el laboral, el familiar, el personal, etc., llevándolo a la ansiedad por no ser capaz de tener el control de los mandos de su propio universo, lo cual, sufriéndolo de manera prolongada, lo sumergiría en una profunda depresión teniendo consecuencias negativas en todo lo que le rodea.

Una correcta inversión económica en relación a I+D+I, junto con una adecuada gestión de manera general, organizada y coordinada, hubiese evitado todos los efectos secundarios que hemos señalado en párrafos anteriores, lo que hubiera ayudado a la mínima ruptura de la estabilidad y, por lo tanto, de la seguridad de la comunidad en su conjunto.

En conclusión, podemos afirmar que la seguridad y la confianza son términos directamente proporcionales, ya que la pérdida de confianza provoca la pérdida de la seguridad. La falta de confianza nos arroja a la inseguridad, y esta última al deterioro de la salud mental, y todo en su conjunto podría avocarnos a la destrucción de la sociedad tal cual la hemos conocido hasta el día de hoy.

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