Recuerdo cuando yo era pastor hace más de veinte años. Entonces se vendían los corderos a diez mil pesetas y hoy se venden a sesenta euros, es decir el precio del cordero no ha subido pero los costes de producción se han disparado, esto vale para la mayoría de los cultivos tradicionales.
Evidentemente esta situación es insostenible para el pequeño o mediano productor. La pregunta es ¿por qué se ha llegado a esta situación? Otras preguntas serían ¿quién es el culpable? ¿tiene solución? ¿cuál sería el remedio?
La cuestión es compleja y las causas varias, así como los culpables. Pero en cuanto a las soluciones, visto lo visto uno no puede menos que ser pesimista y pensar que quizás sea demasiado tarde para revertir esta situación, aunque como se dice que la esperanza es lo último que se pierde no cabe otra cosa que apoyar las justas demandas de los agricultores.
Pero preguntando también, si el problema viene de tiempo atrás, el por qué estas movilizaciones no se han producido hace años cuando quizá la solución hubiese sido más fácil, lo cual me lleva inevitablemente a pensar que alguien está intentando manipular y aprovechar las justas demandas de los agricultores y ganaderos para lanzarlos contra el Gobierno actual, que posiblemente sea el menos culpable, más que nada porque todavía no ha tenido tiempo de hacer grandes cosas ni a favor ni en contra del campo.
En la agricultura, como en otros sectores de la economía, desde hace bastantes años las grandes empresas, muchas de ellas participadas por fondos de inversión (los llamados fondos buitre), generalmente ajenas al sector, han ido copando el negocio en detrimento de los agricultores tradicionales obligando a muchos a convertirse en asalariados.
Las cifras demuestran que la agricultura es un negocio rentable pero estamos viendo como gana peso la industria mientras las explotaciones tradicionales y los pequeños propietarios tratan de subsistir en un mercado cuyo funcionamiento está estrangulando la rentabilidad de sus negocios mientras el pastel de la producción de alimentos no deja de crecer; tanto, como para llevar años atrayendo a los fondos de inversión por sus elevados rendimientos.
Es decir, el agricultor ha perdido el control de su actividad, son otros los que dominan no ya la comercialización, sino que desde hace años están dominando también la producción y marcando los precios, haciendo inviable la supervivencia del sector.
Culpables han sido varios, pero fundamentalmente las políticas neoliberales que convencieron a todos de lo bueno que era el libre mercado, lo cual permitió que fuesen las grandes empresas las que manipulasen y nos indicaran incluso lo que tenemos que comer.
Una posible solución sería, entre otras cuestiones, que los agricultores y ganaderos se organizasen en cooperativas y pudiesen controlar su producción y su comercialización, apostando por la calidad y no por la cantidad. Aunque creo que el control que ejercen las grandes empresas en el sector lo hace ya un poco difícil.
All menos habría que intentarlo si se quiere sobrevivir, pero visto lo visto, parece que mala cama tiene el perro.
Si (
No(
