Cuenta Víztor Méndez del Diario de Pontevedra que de los ocho empleados que tenía la empresa porriñesa Granitel en contacto con el sílice cuando comenzaron las investigaciones, en el año 2010, al menos cuatro están gravemente enfermos y uno ya ha fallecido. El motivo, la exposición al silestone, un material "entre un 80 y un 90 por ciento más dañino que el granito" que manipularon sin tomar las medidas de precaución correspondientes. La Fiscalía Provincial de Pontevedra sentará en el banquillo de los acusados al gigante Cosentino, firma responsable de "vender el producto sin informar a los que los manipulaban del alto contenido en sílice que tenía". La multinacional será acusada de un delito de homicidio por imprudencia y otro de lesiones graves por imprudencia. Junto a ella, deberá responder por su parte de responsabilidad la gerencia de Granitel, pero también el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales que, por aquel entonces, según el Ministerio Público, no realizó su trabajo con la diligencia adecuada.
Las Fiscalías de Murcia, Huelva, Bilbao o Granada han puesto en marcha procesos judiciales similares por idénticos motivos, según reveló a este periódico la responsable provincial en la materia, Marta Durántez, que explicó que Cosentino realizaba un etiquetado de sus productos diferentes cuando los enviaba hacia O Porriño (sin las necesarias advertencias sobre su toxicidad) que cuando los remitía a Estados Unidos, donde sí se aportaba la información detallada al respecto.
LA ENFERMEDAD. La silicosis, una enfermedad del aparato respiratorio de carácter degenerativo y causada por la elevada exposición al sílice, provoca fibrosis nodular de los pulmones. Ello implica una gran dificultad para respirar, y ello es debido a la inhalación de forma prolongada de compuestos químicos que contienen sílice cristalina.
En el momento de la denuncia, los afectados por la enfermedad, en sus diferentes grados, eran tres, pero al tratarse de una dolencia incurable y que avanza con el paso del tiempo, ahora ya son al menos cinco, uno de ellos ya fallecido.
Las partículas más pequeñas que respiran los trabajadores son precisamente las más peligrosas, dado que son las que tienen la capacidad para alcanzar los alvéolos y fijarse en ellos.
Se considera que los límites por debajo de los cuales una persona está expuesta a la silicosis se dan con partículas inferiores a las cinco micras.
A medida que el polvo de silestone se va acumulando en los pulmones, estos sufren daños que a menudo son irreversibles y, con el paso de los años, concluyen con el fallecimiento del paciente, y ello después de haber tenido una calidad de vida muy precaria.
POCAS MEDIDAS. Los informes presentados en la Fiscalía por la Inspección de Trabajo determinan, además, la existencia de un delito laboral, en este caso cometido por la empresa receptora del silestone y que será extensible a al menos dos graniteras más que están siendo objeto de investigación por infracciones similares.
Los citados informes apuntan a que las máscaras que se empleaban eran de papel (incadecuadas a todas luces), las mediciones para controlar los niveles de toxicidad se realizaban con menos trabajadores de los habituales (para que los resultados fuesen aptos), la ventilación era en ocasiones escasa y las pistolas empleadas para humedecer el granito no se ajustaban a la reglamentación vigente. Esta supuesta falta de medidas de seguridad desembocó en exposiciones al sílice superiores a las permitidas y, consecuentemente, en la citada patología pulmonar.
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Tampoco se quedan fuera de la investigación los médicos de algunas de las mutuas profesionales, que llegaron a considerar aptos para desarrollar su trabajo a empleados que ya tenían silicosis. Los galenos consideraron que no era preciso efectuar a los pacientes radiografías del tórax, las pruebas más fiables para detectar la enfermedad. "Tuvieron que acudir a la Seguridad Social, donde fueron diagnosticados y empezaron a tramitar sus incapacidades", detalló la responsable de la Fiscalía de Siniestralidad Laboral.
LATENCIA. La enfermedad del sílice, en el caso del granito, presenta una evolución de entre diez y veinte años, según los expertos. Ello hace que, dependiendo de los casos, la patología tarde mucho tiempo en manifestarse. Además, no aflora en todos los casos, pues existe un componente genético que permite que algunos individuos, con idéntica exposición al sílice, logren mantenerse sanos.
"MEJOR EMPRESA". Un estudio elaborado por la versión española de la revista Forbes situó a la multinacional almeriense Cosentino como "una de las 50 mejores empresas para trabajar". La firma, con un volumen de negocio superior a los 1.000 millones de euros (es el único fabricante del material líder de encimeras en España), cuenta con más de 4.000 empleados, y es muy probable que en los últimos años, y tras investigaciones como la que lleva a cabo la Fiscalía de Pontevedra, haya rectificado sus etiquetados informando del peligro de la manipulación del material que suministra.
Andalucía, donde se asientan numerosas empresas que trabajan el silestone que les vende Cosentino, es la comunidad con más casos de silicosis. Sin embargo, por ahora, allí solo las graniteras han sido condenadas.
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