Según la Fiscalía Anticorrupción en la cúpula de la Policía en España hubo “una organización criminal asentada dentro de la policía” dirigida por el excomisario José Manuel Villarejo y del que era parte el comisario Enrique García Castaño.
Manuel García-Castellón, que añade en la pieza principal las diligencias para investigar las actividades presuntamente delictivas de García Castaño, subraya en un auto que el “entendimiento entre ambos comisarios es incuestionable” y añade," la relación directa de ambos investigados con quienes intervienen en el proyecto, principalmente Sergio Ríos (chófer de Bárcenas) y Andrés Gómez Gordo (inspector de Policía), no resulta explicable sino dentro de este marco colaborativo.
Así mismo sigue: "Ambos reconocen haber intentado contactar con Sergio Ríos por diversos medios, ambos se involucran en el operativo, y ambos se interesan en el resultado del operativo y gestionan una información que nunca llegaría ser judicializada”. “Esta colaboración por sí sola presenta una coordinación en el tiempo que les sitúa muy próximos a la organización delictiva, pero que en todo caso cualquiera que sea su denominación determina necesariamente una investigación conjunta”.