Los investigadores del caso han presentado pruebas de que Niels Högel, de 41 años, administró dosis letales de medicación a pacientes en dos hospitales del norte de Alemania. Según argumentan, la motivación del exenfermero era impresionar a sus colegas resucitando a los pacientes que él mismo había atacado. Hogel ya está cumpliendo cadena perpetua por la muerte de seis pacientes que tenía a su cargo.
Ahora le acusan de haber asesinado a 36 más en Oldenburg y otros 64 en el cercano hospital de Delmenhorst, entre los años 1999 y 2005. Durante este juicio, el juez le ha preguntado si eran ciertas estas nuevas acusaciones en su contra y él ha respondido que más o menos todas ellas lo son.
El juicio, que ha comenzado este martes, lo ha hecho con un minuto de silencio por las víctimas y se espera que dure hasta mayo del próximo año. Las nuevas acusaciones se han podido constatar después de años de exámenes toxicológicos en 130 personas cuyos restos han sido exhumados para llevar a cabo las pruebas.
Decenas de familiares de los que fueron asesinados a manos de Niels Högel, asisten a estas primeras jornadas del juicio y han podido escuchar su confesión. Se preguntan cómo pudo matar, con aparente impunidad, a tanta gente en dos hospitales y nadie se percató de que el índice de mortalidad durante su estancia allí había subido de modo significativo. Incluso se le permitió seguir trabajando después de que se le encontrara administrando medicación a un paciente. La misma medicación que había provocado la muerte de otro. Los familiares acusan a las autoridades de los hospitales de no haber hecho nada para investigar los hechos.
La cifra total de muertos a manos de Niels Högel podría ser sustancialmente mayor, pero muchos han sido incinerados y comprobarlo es imposible. El exenfermero fue sentenciado en el año 2015 a cadena perpetua por dos asesinatos y dos intentos de asesinato. Entonces dijo estar honestamente arrepentido y pidió perdón a las familias, asegurando que la decisión de matar a los pacientes surgió de modo espontáneo, aunque había confiado a un psiquiatra que mató a más de 30 personas.
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