Puigdemont, con un pie en el precipicio.

El 1 de Octubre con las calles catralanas plagadas de independentismo, la Policía y Guardia Civil acorralada, Puigdemont era un hombre feliz.

La imagen de los opresores golpeando al pueblo había traspasado fronteras, los Mossos se habían mantenido firmes bajo su mando y dos millones de catalanes según sus datos habían votado ciendo el 90% de estos, Sí , a la independencia catalana. El referendum no tenía validez jurídica pero eso daba igual, el objetivo de los independentistas internacionalizarndo el conflicto se había cumplido. Pronto el mundo tomaría conciencia de que la declaración de independencia de Cataluña, la utopía parecía convertirse en realidad.

La pasada semana llegaban las primeras puñaladas dadas por l el Sabadell, la Caixa, Gas Natural, Aguas de Cataluña y tantas empresas más, tras el anunciar que se iban de Cataluña. Ayer Puigdemont supo que todo era un sueño que la situación se había invertido, que el independentismo había perdido la partida y que aquella Cataluña que tenía a ocho de las empresas del IBEX se desmoronaba.

Sin embargo Puigdemont ni quería , ni p9odía admitir la derrota, admitir la realidad, aunque supiera que estaba más que derrotado, hundido. Fue Santi Vila el encargado de buscar un alto el fuego con el gobierno de Rajoy, en un intento desesperado de volver al camino, frente a una mesa de negociación. Rajoy sin embargo no estaba dispuesto a negociar, el Presidente del Gobierno quiere la cabeza de Puigdemont, dejar con vida al enemigo puede suponer otra intentona golpista que Rajoy no está dispuesto a permitir. Así las cosas a Puigdemont solo le queda un camino, vencer o morir.

Es algo queda claro tras la imagende ayer en Barcelona es que Puigdemont está obligado a testar antes de entrar en prisión, su revolución ha muerto y su ideario como se ha visto no es compartido por la mayoría de los catalanes que ven en la segregación de España la pobreza de una región que hoy por hoy lidera el ranking de ser la región más rica de España. Lanzarse sin paracaídas a una Declaración Unilateral de Independencia, es hoy por hoy un riesgo demasiado alto para quien no siendo apenas nada ha escalado hasta la cima más alta del Govern. Puigdemont es consciente hoy más que ayer que una declaración unilateral de independencia podría llevar a Cataluña a la suspensión de la autonomía y a él a prisión.

El President no esperaba como ha cambiado todo en tan poco tiempo. Así la pasada semana la Comisión Europea condenaba para beneplácito suyo la actuación policial que calificaba de brutal. Aquel sin duda fue un duro golpe para el Gobierno español. Mas tarde los líderes de los grupos parlamentarios europeos y los jefes de gobierno de los países más importantes dejaron claro que aún criticando lo sucedido, España es un país democrático y los conflictos deben resolverse de acuerdo con lo establecido en la Constitución, y para mal de males de Puigdemont, que no se planteaban intervenir o mediar en los problemas internos de un Estado miembro. A partir de ahí comenzaba a morir el sueño, más si cabe cuando la Comisión Europea dejó claro que en caso de segregación, Cataluña como Estado independiente, tendría que solicitar su ingreso en la Unión Europea y someterse a las normas y trámites existentes para todos los países candidatos. Ello significaba que los grandes bancos como la Caixa y el Sabadell, quedarían fuera de la proteccióndel BCE y consecuentemente aquellas empresas en las que dichas entidades participan.

Para colmo Manuel Valls, ex primer ministro francés, nacido en Barcelona, afirmó que " la independencia de Cataluña sería muy peligrosa para Europa. No solo por la inestabilidad y las repercusiones sobre España, sino por los fenómenos similares que podía alimentar en otros países y regiones. Lo de Cataluña podría alentar una subdivisión de estados que creara un grave problema extra a la UE".

Entre los objetivos de Puigdemont estaba que la Unión Europea se prestara a mediar entre el Govern y el Estado Español, pero la UE dejó claro no va a intervenir ni a mediar en la crisis española.

Oriol Junqueras aseguraba de que la economía catalana no sufriría merma con la segregación catalana de la España opresora, hoy tras ver los efectos negativos ante la previsible declaración de independencia, ya no opina igual, aunque se mantenga en silencio. " Las empresas nunca se marcharan" aseguraba. Hoy sus augurios han saltado por los aires, hoy las grandes empresas se van, los hoteleros y restauradores ven con estupor como las reservas para los próximos meses descienden alarmantemente y como el empresariado, sale, aunque tarde a decirles, NO, de igual manera que lo han hecho intelectuales y sobre todo esa población silenciosa que vivía con miedo desde sus casas, la situación.

CaixaBank y el Banco Sabadell sufrían en sus propias carnes, en la primera semana de septiembre la desconfianza de sus asustados depositarios comenzaron a retirar su dinero, la situación comenzaba a ser alarmante y las acciones en bolsa comenzaban a bajar. Aunque tarde, vieron en la declaración unilateral de independencia el peligro y decidieron poner pies en polvorosa para no quedar al margen de la protección del Banco Central Europeo.

Gas Natural , Agbar, Abertis o Inmobiliaria Colonial siguen el camino y ya se preparan para abandonar Cataluña algo que afectará al PIB de los catalanes. El éxodo económico es seguramente el palo más duro e inesperado para el Gobierno de Puigdemont . Santi Vila, ‘conseller’ de Empresa del Govern Puigdemont , uno de los moderados de la antigua CDC, solicitó en un artículo en el diario ‘Ara’ un “alto el fuego” por ambas partes y "abrir la vía a la negociación"

Más en un alarde de cobardía y traición al que ha sido su delfín al frente de la Generalitad, opina igual. Así las cosas queda esperar hasta mañana cuando Puigdemont comparezca en el Parlament, presionado por ERC de Junqueras y por la CUP, lo hará desde el atril aunque mirando al precipicio que hay bajo sus pies.