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Trapero e iglesias, dos pacifistas.

Trapero e iglesias, dos pacifistas.

viernes 06 de octubre de 2017, 08:54h

Hoy el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, declara en la Audiencia Nacional por un delito de sedición. No será el único, también lo harán los líderes de las entidades ANC y Omnium, Jordi Sanchez y Jordi Cuixart, y la intendente Teresa Laplana. Esta última,estaba a cargo del operativo desplegado para contener la protesta que se desencadenó frente a la 'conselleria' de Economia donde Sanchez y Cuixart, megáfono en mano sobre la cubierta de un vehículo policial destrozado arengaban a los independentistas, mientras los Mossos parecían "estar de cañas". Trapero y Laplana acuden en calidad de investigados por no cumplir la orden judicial de proteger el trabajo de la Guradia Civil, mientras que los líderes de ANC y Omnium lo harán por alentar a los manifestantes contra el trabajo de la Guardia Civil tras el arresto de los 14 cargos públicos que fueron parte de la organización del referéndum independentista.

Se enfrentan a un delito de sedición, que conlleva penas penas de entre 8 y 15 años de prisión. Así a Sánchez y a Cuixart que en principio dijo que no acudiria ante el juez y que finalmente a declarado que lo hará tras verle las orejas al lobo se enfrentan a una petición de condena de entre 8 y 10 años, mientras que los dos jefes de los Mossos lo hacen a otra de entre 10 y 15 años.

Para unos y otros los aplausos de la gente durante la jornada del 1-O en Cataluña les pueden salir caros. La gratitud de los independentistas por no cerrar los colegios electorales, en contra de lo que les había ordenado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña es hoy un caramelo amargo dificil de deshacer, más si cabe después de las aportaciones sobre lo sucedido que tanto policía como guardia civil, han aportado a la fiscalía donde se ve claramente el papel de unos y otros.

La intervención con el uso de la fuerza para impedir la consulta ilegal corrió única y exclusivamente a cargo de la Policía Nacional y la Guardia Civil, algo que podía haberse evitado en gran medida de haber cumplido los Mossos con la orden dada por la judicatura, al estar estos obligados a cerrar los colegios antes de las seis de la mañana, cuando las personas concentradas frente a los colegios electorales era menor.

Por tanto y tras esta breve argumentación ni Trapero que denunció a la Guardía Civil y a la policía por la carga es un pacifista, ni Iglesias lo es por adherirse al jefe de los Mossos, siendo más bien un oportunista, a la par que populista, capaz de verder a su padre por un puñado de votos.

Tras las cargas policiales, Trapero llegó incluso a pedirle cita a la Magistrada Mercedes Armas para denunciar la brutalidad de las policías desplazadas a Cataluña por el Ministerio del Interior. Esta extrategia que en un principio les salía a pedir de boca, en un plan perfectamente orquestado entre la dirección de los Mossos y el Govern al conseguir que esas imágenes internacionalizaran el conflicto, puede ahora salirles caro.

Tras las imágenes se alzaron voces que ponían de represores a la Policía Nacional, a la Guardia Civil y al gobierno y santificaban la actuación pacifista tanto a los Mossos como del Govern. Entre esas voces estaba la de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau que incluso acusó a los agentes de abuso sexual y la del oportunista Pablo Iglesias, el líder de Podemos, que interesadamente olvidó que ese reparto de papeles no siempre fue así y que en mayo de 2011, fueron los Mossos los que cargaron con contundencia para desalojar la Plaza de Cataluña, donde permanecían concentrados los manifestantes del 15-M, movimiento por el que él ocupa hoy el liderazgo de Podemos y donde gran parte de aquellos que aplaudieronn, besaron y abrazaron a los Mossos durante el 1-O, eran en parte los mismos que recibieran leña de ellos durante el 15-M.

De lo que no hay duda es que durante la jornada del 1-O se dañó gravemente la relación que los Mossos mantenían con la Guardia Civil y la Policía Nacional, muestra de ello son los enfrentamientos entre estos cuerpos y palabras subidas de tono que hemos podido ver en tv y en las redes. Pero la policía y la guardia civil no son los únicos que están rabiosos, una parte del poder judicial también está indignado con el proceder de los Mossos y tiene argumentos suficientaes para sospechar que Trapero desacató con la connivencia del gobierno catalán la orden de actuar, de ahí que varios magistrados y también la Fiscalía entienda que es falso que los Mossos , como argumenta Trapero no pudieran retirar las urnas, sino, que no quisieron hacerlo. En una grabación que ya ha sido analizada se ve a mossos como ayudan a trasladar las urnas con los votos entre aplausos de los independentistas, en otras tomadas por la Guardia Civil se aprecia claramente una actitud de desobediencia hacia a la orden judicial de impedir la consulta.

Así los Mossos, de héroes han pasado a ser villanos y ahora son ellos los acorralados. Lo notan en el celo del estamento judicial sobre ellos y también en el trato poco o nada cordial del resto de policías, amen de algún detalle. Así en la base militar de Sant Climent de Sescebes donde mossos hacían al prácticas de tiro, se les ha prohibido la entrada.

Tal es la presión externa que los Mossos empiezan a estar divididos. Algunos ya han alzado la voz y creen que tendrían que haber hecho más para cumplir el mandato judicial. Muchos de ellos ya no juzgan tan duramente la actuación de los antidisturbios con declaraciones como: "No todos los policías vinieron aquí a repartir", aunque hay otros que califican la actuación "desproporcionada", añadiendo que "pegaron e insultaron y cargaron en poblaciones de 300 habitantes", "lo que hicieron algunos de ellos fue vergonzoso" obviando que estando al frente del Gobierno de la Generalitat Artur Mas y siendo responsable en la Consejería de Interior Felip Puig, los Mossos acumularon varios escándalos por el uso desproporcionado de la fuerza y entre estos el caso de Esther Quintana, la mujer que perdió un ojo a causa de un pelotazo de goma lanzado por la policía catalana durante la jornada de huelga general de 2012, o aquella otra actuación del 14 de noviembre de 2012 en Tarragona, donde fue herido en la cabeza un menor de edad.

En la retina de todos, aunque no en la de Pablo Iglesias, está aquel 27 de mayo de 2011, donde los Mossos d’Esquadra, siguiendo las órdenes de Trapero y éste de la Generalitad , procedieron a vaciar la Plaza de Cataluña mediante una carga policial. El portavoz de la comisión de defensa del 15-M, el abogado Jaume Asens, tachó de "injustificado el uso desproporcionado de la fuerza", y catalogó de "ejercicio de cinismo" que se argumentasen motivos de higiene para justificar la operación, motivo por el cual, los indignados del 15-M, de los que era parte Pablo Iglesias, reclamaron la dimisión de Felip Puig y de toda la dirección del departamento, al tiempo que censuraron que los agentes antidisturbios no fueran correctamente identificados.

Dicho esto es evidente que Trapero no es ningún pacifista, ni tampoco Pablo Iglesias al defender como lo hace las tesis de los separatistas. Se trata más bien de oportunismo político populista, algo por lo general habitual en él.

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