Ya he tirado esas mallas que logré manchar de lejía y la sudadera de estar por casa y vuelvo a vestirme de persona, eso sí, tantos días con deportivas y los rigores de este verano anticipado, hacen que en vez de pies parezca que tengo muñones, pero volveremos a las cuñas y el tacón. Gracias a Dios, el peso lo he logrado mantener a pesar de todo lo que me he zampado y no ha sido cosa fácil, pero entre el pilates on-line y las caminatas de las ocho, objetivo cumplido aunque las carnes no estén en su mejor momento después de tantas horas de sofá enganchada a Netflix o a un buen libro. Y es que llega una edad en que a las mujeres todo se nos convierte en un problema, las canas incipientes, los kilos de más y esa ley de la gravedad que hace que todo se caiga con más facilidad.

Ahora toca la operación pelo y yo, por desgracia, no soy como Tita Cervera que se corta, se tiñe y se apaña ella sola en casa a pesar de tener dinero para ir a la mejor peluquería. Yo soy una inútil y a mí me tocará estar allí tres horas para conseguir por fin quitarme la coleta o la pinza de la cabeza que han sido mis compañeras de viaje en estos días a lo Bridget. Del maquillaje o taller de chapa y pintura ni hablamos, porque con la mascarilla permanente, ya no invertimos ni en la barra de labios, que era uno de los artículos más vendidos en tiempo de guerra, ahora entramos en la era rimmel.

Y es verdad que poco a poco volvemos a la normalidad, cada uno a la suya y dentro de las limitaciones que aún tenemos pero es que ni los cuerpos ni las mentes podían aguantar mucho más y necesitamos esas risas, las tertulias y los reencuentros con los amigos.

Y siguiendo con las tonterías, hablando de las caceroladas y protestas contra el Gobierno, hace un par de días, leí que “menos caceroladas y más ayudar en los comedores sociales”. Bueno pues si no recuerdo mal en el Evangelio pone algo así como “que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha”. El día tiene 24 horas y tiempo para todo, se puede protestar y hacer obras sociales, dar dinero a la Iglesia o llevar bocatas a los necesitados. Y todo eso sin publicarlo en un bando municipal para que todo el mundo lo sepa.

En fin que está siendo un lujo de semana, de puesta a punto, aire libre y amigos, y la quiero disfrutar. Los que nos lleváis ventaja estaréis mucho mejor, pero para Madrid el castigo ha sido especialmente duro. Bueno yo a lo mío…hoy me han invitado a una casa con jardín a tomar el aperitivo y eso no me lo pierdo por nada del mundo, aunque sin olvidarme que España está por fin de luto oficial desde hoy.