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CRONICAS DEL CONFINAMIENTO: IGLESIA DE TODOS, por Beatriz Rodríguez, periodista

CRONICAS DEL CONFINAMIENTO: IGLESIA DE TODOS, por Beatriz Rodríguez, periodista
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martes 19 de mayo de 2020, 10:04h
CRONICAS DEL CONFINAMIENTO: IGLESIA DE TODOS, por Beatriz Rodríguez, periodista
Ayer se cumplieron cien años del nacimiento de San Juan Pablo II y coincidiendo con esa efeméride se reabrió el culto en los templos españoles. Con restricciones y manteniendo el distanciamiento social pero ya se pueden oír misas presenciales aunque sea con mascarilla, gel hidroalcohólico y comulgando en la mano. Muchas cosas han cambiado en las ceremonias religiosas y ya no nos podemos dar la paz sino hacer una ligera inclinación de cabeza porque la sonrisa, aunque se esconda tras la mascarilla, no se nos ve. Tampoco podemos hacer tertulias al salir de los templos, pero todo llegará.

Sin embargo la acción de la Iglesia no se ha detenido ni un momento, no sólo por el culto que han mantenido a través de lnternet, sino por la gran labor social que siempre ha desempeñado y que en momentos de crisis se ha intensificado.

La Iglesia no distingue entre credos, blancos, negros, asiáticos… atiende a todos por igual, crean o no crean, y en estos momentos en los que la crisis económica está asolando a muchas familias las parroquias y Cáritas siguen trabajando sin parar siempre cerca de los más débiles.

España siempre se ha caracterizado por ser un país solidario pero es curioso y muy de agradecer, observar cómo se ha incrementado la ayuda a la Iglesia. Sí, en esa casilla que todos podemos marcar en la declaración de la renta. Sus ingresos han crecido este año en 17 millones de euros, algo más de un 6% respecto al año pasado y de los cuales 6 millones se han entregado a Cáritas. Y es que la Iglesia no entiende de derecha ni de izquierdas, de progres o de pijos y cuando se trata de ayudar, son muchas, desgraciadamente, las familias que están recurriendo actualmente a las parroquias para poder comer. Y quiero resaltar esto porque es mayor la ayuda de la Iglesia a los necesitados que la del propio Gobierno, este Gobierno que se presume de tesis comunistas y de bienestar social. Estoy segura de que muchas de estas personas que ahora piden, trabajarían si se les ofreciera la posibilidad de llevar algún dinero a casa.

Y todo gracias a miles de voluntarios que desinteresadamente prestan su tiempo, su ilusión y su trabajo. Gente anónima que llena carros de la compra entre sus vecinos para llevarlos a las parroquias, que reparten comida, que visitan a los ancianos que viven solos y gente que desde ayer colaboran para mantener un alto grado de desinfección en la iglesia de su barrio.

Para todos ellos va hoy mi homenaje con la esperanza de la intercesión de San Juan Pablo II. Que nos ayude a terminar con esta pandemia y a volver a una normalidad donde la necesidad no sea la tónica habitual de las familias. Ojalá entre todos, más allá de protestas y caceroladas, consigamos acabar con esta lacra social que ha supuesto el coronavirus.

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