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LA LUCIÉRNAGA Y LA ENCAJERA DE PALABRAS por Sonia Mª Saavedra de Santiago

LA LUCIÉRNAGA Y LA ENCAJERA DE PALABRAS por Sonia Mª Saavedra de Santiago

miércoles 12 de febrero de 2020, 10:53h
Es un hecho comprobado que existen loros parlantes, gatos que hablan con la mirada, perros que se expresan con el rabo, delfines saltarines y cotorras que hablan por los codos sin conceder un respiro al resignado interlocutor que las escucha. Mas sólo unos pocos privilegiados conocen la existencia de ciertas luciérnagas mágicas que, a lo largo de su vida, permanecen junto a aquellos que crecen poco a poco, madurando sin dejar de ser un niño
LA LUCIÉRNAGA Y LA ENCAJERA DE PALABRAS por Sonia Mª Saavedra de Santiago

Quizás por ese asombroso don, la luciérnaga que cada noche iluminaba la despedida de los chicos más rezagados del barrio, decidió pasar el resto de sus días junto a una niña soñadora que siempre sonreía mientras veía cómo sus vecinos jugaban hasta que llegaba la noche en la plaza de la iglesia.

-Quiero soñar contigo- le dijo entonces la luciérnaga- y la niña, dibujando una sonrisa en sus labios, la tomó entre sus dedos y la introdujo en uno de los bolsillos de su peto, el que estaba más cerca de su corazón.

Hoy la niña quiere escribir una carta de amor, pero ella no entiende de esas cosas, pues son cosas de mayores. Se lo ha dicho a la luciérnaga, y las dos, delante del escritorio, a la luz evanescente de unas alas transparentes, han comenzado a tejer una esmerada puntilla con encaje de palabras.

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