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El que lo hace, la paga. Crónica de una muerte anunciada.

El que lo hace, la paga. Crónica de una muerte anunciada.

viernes 03 de noviembre de 2017, 10:14h

Ayer la Audiencia Nacional mandó a la cárcel a los exconsellers acusados de rebelión, sedición y malversación de fondos y puso en marcha la petición de detención del destituido president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y los exconsellers que se encuentran con él en Bruselas.

El desatino que pusieran en marcha un grupo de descerebrados, estaba politicamente muerto antes de iniciarse. La huida hacia adelante inciada por la burguesía corrupta catalana utilizó para su encomienda a los radicales que se encargaron de mover la calle e impregnar de sueños ilusiorios a los separatistas, propiciando primero un asalto a las instituciones catalanas para desde allí buscar un enfrentamiento con las instituciones del estado hasta el punto de saltarse las leyes y la Constitución.

Ayer el sueño quedó roto, como la nobleza levantisca apreciara en sus propias carnes muchos siglos atras cuando un rey aplicara las enseñanzas de aquel fraile, al segar éste al pedirle el rey consejo las mas bellas flores del jardín y más tarde aplicando sus enseñanzas el joven rey hiciera rodar las cabezas de los más insignes varones del reino. Ayer la justicia hizo lo propio con los promotores del atraco al orden constitucional, seguramente porque estaba obligado ha ello para dejar claro que la ley debe primar por encima de los poderosos.

Y mientras los furgones policiales se dirigian a los centros penitenciarios, desde Bruxelas el expresident cobarde autoproclamándose presidente de la república catalana exigía la libertad de sus vasayos.

Guión sin duda para una novela, cuyo final aún sin escribir, es de todos conocido. Así el president de la Generalitat cesado, Carles Puigdemont, ha señalado en un mensaje televisado por TV3 que la situación en Cataluña "ya ha dejado de ser un asunto interno español" tras la decisión judicial de encarcelar a siete ex consellers y el ex vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras por la acusación de sedición, rebelión y malversación en relación al proceso independentista. Sin embargo el iluso Puigdemont sigue su particular cuento de hadas, donde no acabará con ese final felíz que el presupone.

El prófugo desde su exilio temporal ha "exigido" la libertad de los encarcelados, por entender que han sido privados de libertad "por haber cumplido con su programa aprobado en el Parlament". "Nos espera una represión larga y feroz, la furia está desbocada", ha dicho calificando de "muy grave error, un atentado gravísimo a la democracia que rompe sus principios básicos" aunque obviando otro de los principios básicos del ordenamiento constitucional como es la de presentarse ante los jueces cuando estos te llaman, pues no hacerlo es situarse por encima de la ley o al margen de la misma.

Su declaración la ha basado en la decisión judicial de la Audiencia Nacional, que ha relacionado con una postura del Gobierno que según ha dicho "renuncia al diálogo, optando por la violencia policial como el 1-O y los encarcelamientos y la represión.

Sin embargo si algo ha quedado claro es que la justicia sigue su camino y que esta al margen de la política, actua aunque genere dificultades políticas. Seguramente que el envío a prisión del exgobierno de Cataluña causa inquietud, sin embargo màs inquietud ha causado lo que ha sucedido hasta ahora, crispando la normalidad democrática y social de Cataluña y del resto de España. Que los responsables de este desaguisado duerman en la cárcel y paguen por sus delitos es lo menos que se puede esperar.

Nada que reprocharle a la justicia que hareaccionado de manera tan contundente contra esta trama golpista que utilizándo los órganos de poder ha vulnerando la ley de manera reiterada y consciente. Ellos y solo ellos son los únicos responsables de los delitos cometidos, no solo contra los catalanes sino contra la totalidad de los españoles.

Ahora se intentará politizar por parte de los independentisstas y por otros como Podemos que dicen no serlo aunque por sus hechos lo sean, el auto de la jueza Carmen Lamela. Sin embargo la reincidencia delictiva y el desacato reiterado a las resoluciones del Tribunal Constitucional contrarias a las leyes que el independentismo iba aprobando le obligaba a ésta a actuar con la contundncia que lo ha hecho, más si cabe teniendo en cuenta lo hecho por el capitán de esta tropa de secuaces exiliándose fuera de su república para eludir las acciones judiciales.

Más pronto que tarde Puigdemont y sus cuatro exconsellers serán inquilinos de algún centro penitenciario español, sin haber conseguido aquello que pretendían mediante la agitación social, orientada, como dice el auto judicial, “a generar inestabilidad política y económica que forzara al Estado a aceptar la negociación de la separación”.

El bloque secesionista puede seguir llamando “presos políticos” a quienes son sencilla y llanamente delincuentes a los que su plan rupturista no les ha salido bien, provocando inmensos perjuicios. Sin embargo la justicia no se ha dejado intimidar unos políticos mediocres dispuestos a hacer saltar por los aires el ordenamiento legal, menospreciando las decisiones judiciales ajustadas a derecho del más alto tribunal.

Finalmente poniendo negro sobre blanco en un auto judicial, la ley a colocado a cada cual donde debe estar y a los delincuentes tras los barrotes.

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